domingo, 6 de febrero de 2011

Esto es inminente. El arte de hacer maletas.

La próxima entrada será desde Brasil. Pero al efecto, como tampoco me veis cuando escribo, que sea desde Brasil o desde Macao os da lo mismo. El tema es que me voy mañana y acabo de cerrar las maletas a la 1.30 am. Last minute, como de costumbre. Y me he puesto a llorar al despedirme de mi hermano, y eso que lo veo en menos de 20 días (me vienen a ver), pero no lo he podido evitar. He empezado a pensar que le pasaría algo colgado de un acantilado (mi hermano es la versión mejorada de Spyderman) mientras yo estaba en la otra punta del mundo, así que me he puesto a sollozar. Es que antes de ir a decirle adiós he visto 127 horas mientras hacía maletas, que para quien no lo sepa, es una peli que narra la historia de un escalador que estuvo 5 días con el brazo atrapado en una roca y que al final tuvo que cortárselo. No aconsejo verla si tenéis que despediros de montañeros inmediatamente después. Pero el caso es que, sea como fuere, tengo el hermano más guay, más simpático, más guapo y más mejor de mundo, aunque se me acelere el corazón pensando que en cualquier momento se me va a matar. Que en realidad, es sólo porque soy de naturaleza exagerada, porque uno puede morirse también en casa.

Al tema: mis maletas. Hacerlas ha sido mucho más entretenido de lo que esperaba. Ha ido en dos fases, la de sacar la ropa de verano y la de meterla en las maletas. La primera ha sido infinitamente mejor. Me he enfundado en un look de lo más mujer-trabajadora-de-la-segunda-guerra-mundial (como la del poster de “We can do it”): me he puesto un peto tejano del año de la catapún, me he liado un pañuelo a la cabeza y entre salto y salto al son de rockabilly y otras americanadas he ido colocando lo que quería llevarme sobre la cama, hasta que las cosas no han cabido y he tenido que colocarlas en el suelo. Entonces he decidido llevar menos cosas. También he saltado sobre la cama de mis padres mientras cantaba. Muy peliculero.  Muy divertido. Luego he decidido que poner las cosas en la maleta es aburrido, así que no lo he hecho y me he ido de parranda.

Una de tantas canciones que han amenizado mi mañana

La fase dos ha sido básicamente agobiante. Eran las 11 de la noche y las cosas no cabían en la maleta. He tenido que hacer y deshacerlas hasta 3 veces para lograr que cerraran. Esto me pasa por hacer las cosas tarde. Esto de las maletas es toda una ciencia. Pero ya está, prueba superada.
Y nada, ahora tengo insomnio.  


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