martes, 15 de febrero de 2011

Caipirinha por aquí, caipirinha por allá

Esto es demasiado divertido para ser realidad. Desde que tenemos piso (aún no nos hemos mudado pero tenemos piso) veo la vida de otro color. Y empiezan a rodar las caipirinhas. Que además de estar tremendísimamente buenas, son muy, muy baratas. Aquí una botella de cachaça cuesta 5 R$, que son menos de 2,5 euros. El alchol está tirado de precio.

Voy a explicar mis últimos 2 días (hace dos días que podría decirse que tenemos piso) cronológicamente, que no tienen desperdicio. Yo quiero que mi vida sea siempre así.
Domingo: Por la mañana fuimos a Ibirapuera con los exchange para get to know each other, que no estuvo mal, pero lo mejor llegó por la noche. Nos llevaron a ver el ensayo de una escuela de samba. En las escuelas de samba no enseñan a bailar samba, el nombre engaña. Son más bien clubs de gente que baila samba. En carnaval, todas las escuelas de la ciudad compiten por ser la mejor, y ésta en concreto practica todos los domingos. Y uno paga 20R$ y puede entrar a ver cómo cantan y bailan una y otra vez la misma canción.  No puede ser más divertido. Cervejinha por aquí, cervejinha por allá y acaba uno bailando samba como el que más. La samba son básicamente movimientos espasmódicos acompañados con juego de pies. Pie adelante, y luego hacia fuera, adelante y hacia fuera y mientras mueves los pies meneas el pompis como si estuvieras convulsionando. Nada fácil. Ver a un taiwanés llamado Lego moviendo el culo NO TIENE PRECIO. Es impresionante la velocidad a la que mueven el cuerpo especialmente las negras, no se puede seguir su ritmo, es imposible.
He estado buscando un vídeo que le haga justicia, pero no hay manera. Os pongo este que por lo menos se oye la canción. Dentro vídeo:

Aquí la letra del estribillo, por si os hace ilusión cantar:

Feliz da vida, lá vem o Bixiga
Exemplo de domunidade
A Música Venceu
O dom é luz que vem de Deus
Da emoçao Va-Vai resplandeceu

Luego me tomé mi primera caipirinha en Brasil. Y con media ya iba de lado. Las carga el diablo. Y cuando bebo me entra incontinencia verbal y os podéis imaginar el show. Así en resumidas cuentas obligué a un pobre hombre de máster a que me pidiera matrimonio.

Lunes:
Empezaron las clases. La primera, Estratégias de negocios sustentáveis - Estrategias de negocios sostenibles- fue en portugués, y yo lo entiendo todo pero no hablo nada. Y fue una clase súper participativa, de hecho, no había mesas y todo el mundo estaba sentado formando un círculo… y yo pues no pude decir nada. Muy interesante, de todos modos.
La segunda, Brazilian economy,  fue en inglés y no estuvo mal. La profesora es alemana, habla el inglés bastante mal y con un tono de voz bastante bajo, y yo estoy medio sorda, así que me cuesta dios y ayuda entender qué dice. Tenemos que hacer case studies en grupo, y el mío mola bastante. El taiwanés, que es único, Rafa –un brasileño que estudia en Esade y está en SP de intercambio también, Clara –una francesita de HEC la mar de mona, y digo francesita porque es de tamaño reducido-  Priscila – una brasileña que dejó la uni porque se quedó embarazada, ha tenido a su niña y ha vuelto a estudiar-, y yo. Me gusta mi equipo.
Después de clase fui a beber cervejinhas con unas brasileñas. En Brasil sólo se habla de 3 cosas: Sexo, drogas y playa. Y de todo se habla muy explícitamente, así que empezaron a contarme a mí – que acababan de conocerme- cómo fueron, detalladamente, sus últimos encuentros sexuales. Y yo no sé las demás mujeres españolas, pero en mi grupo de amigas no damos tanto detalle. Fue violento y gracioso al mismo tiempo. Y todas están enamoradas de Juan, ya tiene grupo de fans.
Y por la noche caipirinha por aquí, caipirinha por allá… 

Hasta aquí, otro día... ¡Más!

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