miércoles, 7 de diciembre de 2011

Visitas en diciembre

Zupan (que me ha traido jamón), Alessia y Auro me han visitado este puente (eso de que me visitaban era una excusa para que las acogiera en casa, porque yo he estado trabajando J)  y nos lo hemos pasado como enanas. Han dormido las tres en mi habitación, dos en mi cama y dos en el nuevo mugri (mugri es el colchón de repuesto de Dorset, que van usando las visitas). Full House en toda regla, en mi habitación no cabía un alfiler, pero es que además, en casa también estaban la hermana de Natalia y la novia de Oscar.
Fuimos a tomar una copa a Canary Wharf (el centro financiero de Londres, junto a la City), algo que extrañamente no había hecho yo hasta la fecha, y eso que vivo rodeada de banqueros. Edificios altísimos de propiedad de grandes corporaciones, todas las luces de todos los edificios encendidas –menudo gasto de electricidad, por dios-, y un montón de hombres –y algunas, pero pocas, mujeres- menores de treinta en traje y borrachos como cubas levantando el brazo para llamar un taxi y tropezando a la vez. Qué mal acabo de dejar a los bankers del mundo así en un segundo. Contextualizando, hay que decir que los pobres trabajan 25 horas al día 8 días a la semana, y por lo tanto es digamos…normal… que a la que tienen un ratito lo dediquen a engullir alcohol como si no hubiera mañana. Pobrets. A todo esto, no hay que generalizar. Pero ese era, objetivamente,  el mood en Canary.
Aquí fa un fred de collons, chatines. Tanto frío hace, que las chicas se compraron abrigos Heat Tech (que no Hi Tech - que por cierto, son horribles) y yo me compré gorro y manoplas y aun así, vestidas como algo entre  Mamá Noel y la mujer del Yeti,  seguimos congelándonos. Como no inventen algo pronto para mantener las narices calentitas, voy a tener que ir por la calle con una nariz de payaso para prevenir que el día menos pensado, se me congele y se caiga. ¿Os imagináis? Qué horror.  Si viviera aquí de manera permanente me compraría un traje de astronauta para estar bien aislada de las inclemencias del tiempo. A mi me parece que estamos en el polo norte, por lo menos. Seguro que en el espacio exterior pasan menos frío. Y encima, aquí llueve en días alternos.
Total, que las niñas se lo han pasado en grande comprando, saliendo de fiesta, visitando London upside down, paseando por mlos parques habidos y por haber, conociendo a los habitantes de Dorset, desayunando y merendando muchas veces en Pret a Manger, siendo casi atropelladas centenares de veces, no patinando ni visitando el Christmas Market de Hyde Park, comiendo mucho y riendo más. Tengo unas amigas fantásticas, que quede constancia.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Varios despropósitos

Jimmy Stark (así se llama mi coche, como el protagonista de Rebel without a cause) y yo estamos pasando una mala racha. Dice que no le presto atención y tiene razón, porque últimamente estoy más despistada de lo que debería.
 Todo empezó el sábado.  Salía yo de casa en dirección a Harrod’s para comprar kiwiberries (minikiwis que solo venden en Harrod’s por razones que no alcanzo a entender dado que no son excesivamente caros y están rebuenísimos. Tenéis que probarlos, se han convertido en mi fruta favorita del mundo. Os he puesto el link  para que los veáis)… iba yo a comprar kiwiberries cuando me llamó mi jefe. Y me dijo que la grúa se había llevado mi coche por aparcarlo donde no debía (porque no me fijo y aparco donde me da la gana, básicamente), y que tenía que ir a rescatarlo. Así que mi gozo en un pozo. Me quedé sin disfrutar de lo bonito que es Londres cuando hace frío y Sol…y me monté en un tren dirección Canterbury para sacar a Jimmy del depósito de coches. Me cobraron unas fantásticas £150. Os juro que noté como una daga cruzaba la piel de mi pecho, atravesaba mi musculo pectoral, rompía mi pericardio y se clavaba en el miocardio, rasgando el endocardio y agujereando mi aurícula derecha. Qué gráfico, ¿verdad? Qué dolor. Pues eso. Y perdí el día entero y cuando llegué de vuelta a Londres ya era de noche. Porque esto de la hora en Inglaterra es otro serio despropósito y resulta que a las 16.30 SHARP, ya es negra noche. Pero vaya, sin mayor problema.
Pero eso no es todo, porque el martes la volví a liar. Salí de casa, cogí el metro, llegué a King’s Cross (la estación central de Londres, desde donde salen, entre otros trenes, el Eurostar a París o el Hogwarts Express), me monté en el tren dirección Canterbury y cuando llevaba ya como 20 minutos en marcha, se me ocurre mirar si había cogido las llaves del coche. Para descubrir que, evidentemente, no era el caso. ¡DUSH! Bájate del tren, espera al siguiente en la dirección opuesta, llega a King’s Cross, coge el metro, corre hacia casa, coge las llaves, cáete por las escaleras, dale explicaciones al portero cotilla sin dejar de andar a toda prisa, blablablablablablablbalba y suuuuuuuuuuuuuper tarde al trabajo otra vez. Ole la Sole, niña. ¡Qué arte!

Este finde vienen Zupan (os dije que era mi quinta extremidad, no puede vivir sin mí y ya vuelve), Aurora y Alessia.  Nuestras aventuras en el siguiente post.