martes, 31 de mayo de 2011

Varios sinsentidos

Hace cosa de un mes y medio o dos que están reformando el piso de al lado. Y no sé exactamente qué es lo que estarán haciendo, pero por lo visto necesitan martillos percutores. Y qué mejor hora que ponerlos en funcionamiento que las 8.00 de la mañana, ¿verdad? Lo gracioso es que sólo los usan hasta las 10. Y ahí es donde me pregunto… ¿Por qué narices no empiezan a las 10 y percuten hasta las 12, eh?  Mi madre estará pensando al leer esto “ya te va bien, hija, así te despiertas prontito”. No, Mami, no. Lo cierto es que entra tantísima luz en mi habitación por la mañana –otro sinsentido al que me referiré más adelante-, que estoy en pie cada día a las 7, haya o no haya salido la noche anterior. Es que no tengo persianas ni cortinas. Y no las voy a comprar para 5 meses. “Entonces, cómprate un antifaz” estaréis pensando…Lo hice, os respondo, pero me aprieta la cabeza, huele a avión y es tremendamente incómodo, casi prefiero despertarme a las 7. La cuestión es que el ruido es de lo más molesto estés despierta o dormida. Desayunar con resaca y el incesante martilleo de los c*** es de las peores sensaciones de la historia. Pero tengo solución: Encontré la caja de los plomos del edificio. Me voy a plantar allí un día de estos a las 8 y voy a dejar al edificio sin luz. Espero que tarden en encontrar el problema al menos el tiempo suficiente para poder desayunar tranquila.


Siguiente sinsentido: La hora. Señores, en Brasil amanece a las 4 y anochece a las 17.30. No kidding. Y a mí se me plantea la misma pregunta que a vosotros… ¿No se les ha pasado por la cabeza ajustar la hora? Parece que no. Por favor, señores brasileños encargados de tales asuntos, háganlo. Nadie necesita que sea de día por la mañana, pero la luz por la tarde es absolutamente imprescindible. Que el Sol se vaya a las 5 me está causando problemas psicológicos. A mí y a todos los habitantes de este país, se lo prometo.

Otro… este es más short scope, pero no por ello menos idiota. Resulta que para entrar en la biblioteca de mi universidad es OBLIGATORIO dejar bolso, funda del ordenador y parecidos en una taquilla… ¡Pero aaaaaah amigo! Sólo hay 80 taquillas, y debe haber 200 sillas en la biblioteca. ¿Qué pasa si todas las taquillas están llenas? FÁCIL, ¡No puedes entrar! Entonces… ¿Si le enseño al portero que no llevo comida, ni bebida, ni objetos inflamables, ni cócteles molotov en el bolso y me comprometo a no robar ningún libro…puedo entrar? ¡Que no, leñe! ¡He dicho que no! Total, que así estamos.


¡Más! Cuando uno se sube a un autobús para ir a donde sea, al volver, NUNCA debe coger el mismo autobús en dirección opuesta. Porque  de hacerlo así, no va a llegar al lugar desde donde partió. Tiene su gracia. Así que cuando buscas instrucciones en google maps –o en sptrans, la versión paulista de la web del tmb-, debes buscarlas para los dos sentidos, ida y vuelta. Voy a añadir que coger autobuses en São Paulo es toda una aventura. Es como subirse a una montaña rusa, sólo que compartes cochecito con un montoooon de gente. Y hay un/a señor/a que se dedica exclusivamente a cobrar el ticket.


Lo siguiente lo mencioné ya en esta entrada, pero lo repito: A pesar de ser uno de los mayores productores de café, no saben prepararlo. 


Oh! No puedo dejar de referirme al tremendísimo bañador tipo "fardahuevos". Es el más usado entre los Brasileños. Una va tranquilamente a la playa y se encuentra por todas partes con esta aberración de la moda de baño. ¿Nadie les ha contado que es lo más antisexy del universo? Chico, si quieres que las piernas se te tuesten, arremángate las bermudas, pero no vayas por el mundo con esos estilismos de playa, por el bien de la humanidad. Y por tu propia dignidad. 

Y tantas otras incongruencias que salan mi existencia en este fantástico país de locos. Cuando digo fantástico, lo digo de veras. Aunque pueda parecerlo, no es una ironía.
Pero señores, this is Brazil. Si las cosas tuvieran sentido sería que estoy en Alemania. La vida aquí es más entretenida.


Un poco de música genial, va. Notad que, como he dicho,  los hombres llevan "fardahuevos". Dentro vídeo:



domingo, 22 de mayo de 2011

Portugués para hispanohablantes idiotas

Circunstancias de la vida, mi humor y yo no hemos estado muy por la labor de manteneros informados. Lo cierto es que, debido a acontecimientos que no vienen al caso, mi existencia ha adolecido encefalograma plano estas últimas semanas. Mi tiempo ha trascurrido bastante entre té, tabaco y libros. No siempre juntos, no siempre sola. La cuestión es que no he hecho nada que merezca –o deba- ser escrito, así que eso. 
En realidad, ayer NO fui a una fiesta que SÍ lo hubiera merecido. Así que hoy NO tengo experiencia que contaros. Por eso voy a daros una clase de portugués.
Pero antes voy a contaros un poco sobre la fiesta y el motivo por el cual no fui, para no dejaros con la duda.
No fui porque, por si aún no lo habéis deducido, soy un desastrillo. Y como buen desastrillo, perdí la entrada –me di cuenta cuando ya estaba vestida, pintada y acicalada (esta palabra me encanta). Comprar la entrada en la puerta de nuevo hubieran sido como 200R$, a lo que hubiera tenido que sumarle gastos de transporte –taxi, vaya- y blablablá…además llevo –llevaba- unos días sin tomar mis pastillas de hierro, lo que me provoca algo así como profundo cansancio sostenido, sumado a mi situación psicológica desanimada… y eso, que no tenía yo el cuerpo para mucha fiesta. Así que decidí que no iba a ir. Fui al copeo toda mona y luego a la camita. Me pareció buena idea entonces, reconozco que me arrepiento. Por lo visto fue algo parecido a Sodoma y Gomorra. Si me arrepiento de no haber ido no es sólo porque podría haber recuperado mi inversión en forma de descomunales dosis de alcohol o porque quisiera haber sido partícipe de tan lujurioso espectáculo, sino porque de haber estado allí, podría haber sido testigo de muchas de las situaciones que ahora mis amigos me cuentan y que tengo que escuchar con fingida impasividad, como si no me estuviera dando dentera.
Podría haber resumido las dos últimas oraciones en una palabra: envidia. Pero me gusta la rimbombancia. Por cierto, no estoy sumida en ninguna depresión, que nadie se alarme.
La cuestión es que no fui. Y si hubiera ido podría estar contándoos como de enooorme era el local o lo salidos que iban los hombres en general – huelga decir que ese es el estado natural del 80% de los machos brasileños-  o lo alarmantemente cortas que son las faldas de las brasileñas o como fui testigo de una pelea de chicas en el baño o como de bien sienta que saquen desayuno a las 7 de la mañana. Pero no. Así que allá vamos:

Portugués para hispanohablantes idiotas. Lección 1.
                                  
El español y el portugués comparten el 80% del vocabulario. Pero no os emocionéis, que suena más bonito de lo que en realidad es. Para hablar portugués uno tiene que trasladarse como 400 años en la historia de la lengua española. Me refiero a que en portugués usan palabras que podríamos catalogar como  vocablos en desuso del español. Venga, ejemplitos, que eso ayuda a interiorizar conceptos:

-          Achar.  Significa creer, pensar (en sus acepciones más dubitativas. No dicen “Eu acho em Deus”, eso suena rarísimo) o decir (conjugado en condicional) y se parece mucho a nuestro fantástico hallar (pronunciado por un argentino), que ya no usa ni Peter y que para nosotros significa encontrar. Nótese que en catalán sí se usa trobar.
Eu acho que você é muito legal à Creo que molas mucho.
Você tem as minhas chaves? Acho que tenho à ¿Tienes mis llaves? Diría que sí
A gente acha que é melhor assim à Pensamos que es mejor así.
[A gente = nosotros]
-          Precisar. Vale, este no se trata de un arcaísmo en toda regla pero… ¿teniendo “necesitar” quien usa “precisar”? Los brasileños.
… y tantos otros que ahora no recuerdo.

Portugués para hispanohablantes idiotas. Lección 2.

Si el español antiguo no funciona, usa el catalán o las pocas nociones de italiano que tengas. Ejemplos:

-          Agujero en catalán es forat. En portugués es furo.
-          Lençóisà Llençols. Sábanas.
-          Joelhoà Genoll. Rodilla.
-          Grosso à Grosso en italiano. Grueso.
-          Fome à Fam. Hambre.
...etc, etc, etc.


Portugués para hispanohablantes idiotas. Lección 3.

Llega el capítulo de la dicción.
·         En portugués la ele existe pocas veces. Isabel es Isabeu, legal es legau, filme se pronuncia fiumi.
·         Esa es otra: la “e” final la cambian por una “i”, o simplemente no la pronuncian. Boa noite à Boa noich. Bifeà Bifi
·         La “o” a final de palabra se pronuncia “u”: Tenho à Tenhu. Trabalho à Traballu.
·         Pocas des son des como Dios manda. Las transforman en ges. Faculdadeà Facuudagi. Direitoà Gireitu.
·         ão: “a” super nasal (tienes que notar que te vibra la pituitaria) seguida muy rápidamente de una “u”. El diptongo brasileño por antonomasia.  Locacão à Locasau. Joãozinho à Xuauzinhu. Opçãoà Opsau
·         Si hay una sola erre, se pronuncia como en inglés, sin baterla contra el paladar. Si hay dos o la erre está a final o inicio de palabra, se pronuncia como en francés, desde la garganta.

Y esto es todo por hoy amigos. De regalo,  os dejo unas pocas locuciones de lo más útiles para la vida diaria en Brasil.


-          Oi! à Es algo así como hola. Puedes decirlo al teléfono, solo para llamar la atención de alguien o para sustituir tan típico saludo.
-          Tudo Bem? à Literalmente –como supongo que habréis entendido solitos- significa “¿Todo bien?” pero es más bien como un “¿Qué tal?”. Lo que dicen al saludar. Hay un gran surtido de opciones para responder. Allá van algunas:
o    Tudo bom!
o    Beleza!
o    Tudo tranqüilo!
o    Ótimo!
o    Com saúde!
o    Valeu!
o    Joia!
o    Tudo certo!
...y tantas otras. Nunca responden lo mismo que se les pregunta, por mucho que lo intentes.
-          Porra! à ¡Mierda!
-          Isso! à ¡Esto! (como… ¡a eso me refería!)
-          Com certeza à Seguro.
-          Fica a bondadeà Como si estuvieras en tu casa, tanto como quieras, dispón.
-          Não acredito! à ¡No me lo creo!
-          Vai se foder! (Fodase!) à ¡Que te jodan!
-          Pra caramba/caralho à Más que mucho. Ej. Foi engraçado pra caramba (Fue muy, muy divertido. Divertido de cojones, vaya).
-          Moço(a)/Menino(a)/Garoto(a)/Garotinho(a)... à chico(a).

Otra cosa curiosa es  que a los brasileños les gusta mucho la redundancia. No responden “sí” a las cosas, sino que usan el verbo que acabas de utilizar para formular tu pregunta. Les preguntas… “¿Você gosta do suco de maçã?” Y uno espera que le digan “sim” o “não”. Pues ellos, más chulos que un ocho, te responden...”gosto”
Y en cuanto a ortografía…desaprende lo que aprendiste en el colegio. En portugués, delante de r…v (Livro), por ejemplo.


Enough for today. Aquí estamos todos locos.

sábado, 14 de mayo de 2011

La entrada en la que os menciono a (casi) todos. Tengo billete de vuelta.

Escuchad a Delafé mientras me leéis.


Hoy he comprado mi billete de vuelta a España. Así como comprar el de ida fue una descarga de adrenalina, diría que comprar el de vuelta me ha descompensado el litio. Tengo depresión. Jesusito de mi vida, mi reacción ha sido de lo más somática. Cuando he visto el botoncillo de “confirmar compra” me ha entrado dolor de barriga. El corazón se me ha hecho un nudo y el estómago se me ha encogido. O al revés. Y cuando al fin, he clicado sobre él (el botón, digo), me ha entrado el mareo. No exagero. Aún tengo ganas de vomitar. Por cierto, llego a Barcelona el día 28 de junio, preparaos.
A ver, pensándolo fríamente aún me quedan aquí 6 semanas y tal… I should cross the bridge when I get there, que dicen los anglosajones. Estoy planteándome volver para hacer las prácticas aquí, imaginaos lo poco que me gusta tener que irme.
No es que no quiera volver, porque, en realidad, me muero de ganas de veros a todos, de comerme un wok en la Plaza del rey con Gaby, Gerard, Kike, Jaime y Alba, de tomar un vino con Inma y Ale, de que la primera me analice y la segunda me achuche, de copear en casa de Alessia con todas las niñas y luego ir a Costa, de reírme con Aurora y Nuria, de tener conversaciones graciosas y salás con las Beas, de bailar en Apolo, de que la Gu se encalle en una sola locución y que Mili y Kike se rían mucho, de ver los frutales y el cereal en San Miguel y las puestas de sol, de cocinar pasteles con mi hermana y despertarla saltando en su cama, de cenar chino con mis primas y preparar caipiroskas con mis primos, de escuchar Reggae con mi hermano y de ver en vivo y en directo su impresionante sonrisa y contar estrellas en la terraza de casa, de que mi padre me diga que le paso energía mientras me coge la mano, de ver a mi madre más preocupada por los animalillos que por mí o orgullosa de sí misma cuando hace muuuucho deporte o muuuucho pan y de que me coma a besitos y me haga cosquillas, de pasear y hablar con mis perros, de Mediterráneo, de tomar el sol en el barco, de buen pescado y marisco, de reírme con las ideas de bombero de Tristán y que se me enganche el entusiasmo de Jan, de un bocata de jamón en el Andreu y unas bravas en el Tomás, de hacer yoga con Elisa y Santi en el jardín del hospital de Lérida mientras soñamos teatro, de plantarles un besazo a Teixi, Albert y Mingot, de sentarme en un portal con Paula, de llamarle guapo a mi abuelo Raven y que se ría, de que mi abuela me haga mimitos en los brazos y de oírla tocar el piano, de oler a miel, jazmín y geranios en Alfages y cenar en la terraza, de hacer crucigramas con mi abuelo Martí, de ir al cine con Carmi, de comer comida de Erna los miércoles, de reunirme con Ciee, de perderme por el Borne o el Gótico con Zupan y hablar en alemán cuando nos montamos en Kennedy y de ver a sus fantásticos padres, de escuchar "Las de la intuición" con el Rupman -cerveza en mano- y me hable de las patatas podridas, de organizar una esquiada con los chicos, de comer pastel de queso y batido de chocolate en la Tarterie de Arties, de hacer excursiones en el Valle de Aran y jugar con Cris a coger renacuajos al lado de casa, de tomar un café con Ángela y Marina, de decir “¡Barcelona, qué guapa eres!” cuando la veo desde la Rabassada volviendo de Sant Cugat, de darle a ESADE una visitilla fugaz, de ver como cosechan alfalfa, de cazar conejos con las manos o con halcón, de pasear en Jeep, de ver ciervos y otros bichos, de hacer kayak en el pantano, de pescar cangrejos, de comer helado de limón en el paseo marítimo, de ir en bici, hasta tengo ganas de discutir con Juan (Galiardo) …y de otras tantas cosas.
Lo cierto es que si pudiera hacer todo eso en una sola semana…para cargar pilas…y volver a Brasil…sería genial. Todos me alegráis los días, pero esta etapa de mi vida está siendo divertidísima, y el hecho de que se esté agotando me no produce nada más que TERROR. 6 meses es muy poco, mejor serían un par de años. Y necesito que inventéis la tele transportación. Queridos, ya sabéis, ¡a trabajar!

martes, 10 de mayo de 2011

FLI-PA colega

Entrada corta hoy, pero es que tenía que contarlo. Allí va:
Geev y yo tuvimos un día más bien tonto ayer, así que no fuimos a tomar cervezas al bar de la esquina como de costumbre, sino que decidimos ir al cine a ver una chick movie, que era lo que nuestros cuerpos necesitaban. Buscamos peli por internet, cenamos temaki (se ve que fueron inventados en Brasil), cogimos un taxi y nos plantamos en el centro comercial Cidade Jardim, donde daban la peli que queríamos ver. Deberíais haber visto nuestras caras al entrar. Fli-pa colega. Mi rostro era un poema. Olvidaos de H&Ms, Zaras y compañía. ¡Helicópteros! ¡Yates! ¡Motos de agua! ¿Y queréis saber el nombre de la tienda? Tools and Toys. Uno puede ir a comprarse un ferrari al centro comercial. Muy heavy. Esto en europa no pasa. Aquí han hecho del pavoneo una religión. Evidentemente, dado que estoy hablando de un centro comercial, había otras cosas además de juguetitos para multimillonarios. Le he sacado una foto al vestido más bonito del mundo para que me lo copie una modista en Barcelona. Precio del trapito original: 12.000 R$.
Y el cine no era un cine normal. Los asientos eran como el doble de anchos y cómodos que los de un cine común, reclinables, con asunto de ese para apoyar las piernas y mesita para poner la comida y botoncillo para llamar al camarero para que te trajera, por ejemplo, una copa de champán. Nosotras decidimos comprar solo chocolate. La ocasión requería chocolate.
Volveremos la semana que viene. Misión: Encontrar marido.



Por cierto, me voy a Rio este finde porque hay una competición de surf y un festival de música.
Otro día, más.

domingo, 8 de mayo de 2011

Roadtrip Vol. III y Mujeres

Hoy un poquito de Funk brasilero, una horterada muy típica de aquí. 

Me da palito contar con pelos y señales la segunda parte del viaje, así que ahí va un resumencillo. Básicamente llegamos hasta Natal pasando por varios lugares, entre los que cabe destacar Praia da Pipa, un pueblecito la mar de mono llenito de argentinos. Allí salimos de fiesta, dormimos en hotelitos monísimos por precios de risa y comimos cosas que no son arroz y frijoles, que nuestros estómagos agradecieron mucho. También paramos en Porto de Galinhas, y si lo menciono no es porque fuera un lugar bonito sino por todo lo contrario. No vayáis. Es una súper concentración de horteras brasileños, así que podéis imaginaros el panorama. Horror.
Y nada, eso. Al llegar a Natal dimos la vuelta y pusimos rumbo a Salvador. Y volviendo conducimos muchas horas y nos pasó lo típico de llegar a un sitio de madrugada y no encontrar hotel porque todo el pueblo duerme. Así que casi –CASI- nos toca hacer noche en el coche. Al final encontramos alojamiento. En Salvador dormimos una noche y al día siguiente cogimos el avión de vuelta a Sampa de madrugada. Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Venga, siguiente: Mujeres.

Hasta hace poco, me pasaba el día únicamente rodeada de hombres. Hombres franceses, para ser más exactos. Mis dos únicas amigas de sexo femenino eran Geevitha y Marjorie, que son francesas también, para variar. Y las veía de manera aislada, sin mezclarlas con los machos. Salir con hombres está bien, me los quiero mucho, pero son hombres…y ya se sabe…si quieres flores tienes que pedirlas, ¿you know what I mean? La cuestión es que empezaba a echar de menos las conversaciones de mujeres. O ir de compras –sin necesidad de comprar nada- o beberse una botella de vino hablando de maquillaje o hacer pasteles y las sesiones de peluquería.
Bien, mi círculo de amistades femeninas se ha ensanchado y ahora tengo otras 3 fantásticas amigas: Laura, Mage y Emily. Una francesa (que rarooooo), una senegalesa (que vive en francia, así que se puede contar como francesa) y una americana que se suman a Geev y a Marjo y que son fantásticas. Ladies’ night coming soon. Watch out, São Paulo. Chicks on speed. Y con ellas me voy a Buenos Aires hacia finales de mes. Moríos de la envidia.

Y por cierto, ando leyendo a Borges y mirad qué bonita frase escribió el señor: “Al cabo de los años he encontrado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos,  un instante, en el paraíso.”
Y ahí va otra un poco más fúnebre pero no por eso menos espléndida: “El alivio que tú y yo sentiremos en el instante que precede la muerte, cuando la suerte nos desate de la triste costumbre de ser alguien y del peso del universo.”

Suficiente por hoy. Señores, señoras…VÍVANSE.

jueves, 5 de mayo de 2011

Roadtrip Vol. II: Salvador-Chapada Diamantina-Mangue Seco-Praia do Francês-São Miguel dos Milagres.

Antes de empezar... un poco de música brasileira.

Lo de hoy es un poco más informativo y tal. Solo un poco. Os he hecho un mapita la mar de mono con casi –CASI- todos los lugares en los que paramos (ya sea a dormir o solo de paso) entre Salvador y São Miguel.

Ver Putain roadtrip en un mapa más grande

Llegamos a Salvador  y  cansados de esperar un bus que no llegaba, al final nos montamos en un taxi ilegal para ir hasta Barra, un barrio guay sin ser el centro. Y flipamos en anchos de onda que los humanos no vemos de lo nuevo que está el aeropuerto y lo horteramente moderna que es la highway que va hasta la ciudad. Sí señores, las carreteras también pueden ser horteras. Lo son cuando hay bambú de 6 metros de altura iluminados con luces de colores a ambos lados de la calzada. Eso es lo que se conoce como carretera hortera. En Salvador estuvimos un par de días y visitamos –evidentemente- el Pelourinho (el centro histórico) y esas cosas. Me apuesto un pié a que en Salvador hay más iglesias que en Roma. Pero señores, vista una, vistas todas, de verdad. O al menos vistas 3 o 4, vistas todas las demás, porque si uno quiere visitar todas las iglesias de Salvador…necesita al menos una semana. Salvador es exactamente como me lo esperaba. Casitas de colores, mujeres negras vendiendo acarajé (un bollo de feijão relleno de salsa de pimienta,  vatapá –mousse de gambas y coco-, caruru –una especie como de judías- y camarones sin pelar), turistas debajo de las piedras…bonito…correcto.
De Salvador fuimos a Chapada Diamantina, un parque natural en el estado de Bahía que es PRECIOSO. Dormimos por 70R$ los 4 en una habitación (siempre dormimos los 4 en una sola habitación) e hicimos excursiones por los alrededores. La más bonita fue a Cachoeira da fumaça, la segunda cascada más alta de Brasil, con 340m de altura. El agua se evapora antes de tocar el suelo. Son como 2 horas de paseíto subiendo una colina y cruzando el río que más tarde se convierte en cascada, cuyas aguas son absolutamente rojas a causa de la cantidad de hierro que hay en el suelo. Molt bonic.
Esto no viene mucho a cuento pero a lo largo del viaje hemos encontrado muchos sapos. Hay muchos sapos en el Nordeste. Yo quería besar uno, a ver si se me convertía en príncipe…pero me dijeron que son venenosos (yo creo que es mentira), así que decidí ahorrarme el herpes.

De Chapada diamantina fuimos a Mangue seco, pero evidentemente nos perdimos por el camino y el GPS daba instrucciones erráticas, así que paramos en un hotel cutre de carretera (que no motel) en un pueblucho llamado Estância y al día siguiente pusimos rumbo a nuestro destino. No por ser de día fue más fácil encontrarlo. Resultó ser un pueblecillo con calles de arena la mar de auténtico, así que no podíamos llegar hasta allí en nuestro Corsa y tuvimos que montarnos en un barquito que nos llevó hasta allí. Al llegar…éramos los únicos turistas del lugar, no kidding. Dormimos por 60R$ con desayuno (entre los 4)! Y nos hicimos amiguetes de la señora María, que nos cocinaba Moqueca de pescado y nos hacía precios especiales, aunque las caipirinhas las servía aguadas. La playa en Mangue seco estaba desierta, y los hombres se lo pasaron como auténticos enanos machacando cocos para beberse el agua. Muy primitivo. Y muy entrañable.

De Mangue seco queríamos ir a Penedo, pero una vez más…Satanás cambió las carreteras de lugar. Así que acabamos en Praia do Francês, una zona bastante turística. Pero gracias al cielo encontramos un hostalito regentado por un Argentino cincuentón que resulta que vive en la Costa Brava en verano (que es invierno en Brasil) que nos hizo un buen precio y un mejor desayuno, así que tudo bem. Visitamos Marechal Deodoro, una ciudad chiquitina y colonial como tantas otras y pusimos rumbo al norte. Objetivo: São Miguel dos Milagres.
Nos costó pero lo encontramos, y además pasamos por Maceió, capital del estado Alagoas. En la playa de Maceió hay arrecifes de coral y es la mar de bonitinho, así que dispusimos que pararíamos allí de vuelta a Salvador. La cuestión es que llegamos a São Miguel pasando por una carretera que quita el aliento de lo linda que es (parece que estás en Irlanda con palmeras). Comimos y encontramos una pousada cuya dueña decidió tratarme como si fuera su hija, así que yo la traté como si fuera mi madre. Ayudé a fregar, cogí hielo del congelador y usé los artilugios de cocina a mi antojo para hacer caipirinhas -como Pedro por su casa- y hasta bajé en pijama a desayunar (éramos los únicos clientes).  Las playas allí fueron sin duda alguna las más bonitas. Primero estuvimos en una con arrecifes en la que podías andar como 200 m hacia dentro sin que el agua cubriera y luego fuimos a otra en la que estábamos completamente solos y saqué foto de mis príncipes subidos a una palmera como si fueran monos.

Esto ya está alargándose. Otro día os cuento el resto (o parte).

domingo, 1 de mayo de 2011

Putain!

Después de casi 18 días entre francófonos, PUTAIN FÉ CHIER! es prácticamente lo único que sé decir en el idioma de Astérix. Eso y FERMEZ VOS PUTAINS  DE GUEULES, BAND D’ENCULÉ (en mayúsculas porque uno debe chillar), que para el que, como yo, no domina el francés, significa cerrad la puta boca, capullos. Son dos locuciones muy útiles cuando una viaja rodeada de hombres. Para el que esté desinformado, estos últimos días he estado de viaje con 2 franceses y un talibán, digo…tunecino. Volamos a Salvador de Bahía y allí alquilamos un coche (un Chevrolet celta, que es como el Opel corsa) para ir hasta Natal y volver. En 16 días. Parando en pueblecitos a dormir, comer y tomar el sol.
Antes de continuar contándoos lo preciosísimas que son las playas del litoral brasileño, lo mal que huele en general y alguna que otra anécdota, dejadme que gruña un poco. Brasil está under construction. Aproximadamente el 50% del tiempo que hemos pasado en el coche (que ha sido mucho tiempo) ha sido intentando encontrar carreteras fantasma. Las carreteras del GPS o de los mapas ya no existen más. Han eliminado las antiguas y están haciendo otras nuevas, que, por razones que no alcanzo a entender, a pesar de ser nuevas están más agujereadas que una raqueta de tenis. Nada tiene sentido en este país, pero es encantador que sea así. El desorden y la falta de lógica me encantan. También tengo que decir que en algunos casos, Brasil me ha decepcionado. Menos bonito de lo esperado, pero no por eso menos divertida la experiencia.
A lo que voy, anécdotas. Solo os escribo 3 o 4 que me canso. El viaje da para un libro.
Pooor ejemplo…casi chocamos con una vaca negra en plena noche. Las vacas no suelen llevar chaleco reflectante, así que nos dimos un buen susto y del frenazo se nos movieron un poco los cerebros. Más… nos paró un policía corrupto. ¿Qué como sé que era corrupto? Pues porque lo sobornamos. Se estuvo un buen rato buscando alguna excusa para multarnos hasta que vio que el conductor iba en chanclas, así que nos dijo que 300 fantásticos Reales a pagar en el banco. Y luego añadió: “Mais… o senhor pode encontrar outras soluçoes”, que en el idioma de la corrupción dignifica “quiero dinero a toca teja”, así que Flo metió 50 R$ em su pasaporte, se lo dio al poli, éste los cogió y nos fuimos tan contentos. Que más, que maaas… ¡ah si! Encallamos el coche en la arena y casi se nos lo lleva el océano. A ver, lo que pasó es que íbamos de Pipa a Pirangi do Norte, donde está O maior Cajuero do mundo (un cajuero es un árbol que da cajú, y Pirangi es horroroso, pero nosotros eso no lo sabíamos aún) y teníamos que coger la BR-101, que es una carretera bastante importante, pero como de costumbre, acabamos en un lugar que no era la BR-101, sino un pueblucho al lado de un río que había que cruzar en balsa. Cruzar en balsa significaba conducir 5 km por la playa con nuestro Corsa hasta llegar a la civilización, es decir, el asfalto. No las teníamos todas -cuánta razón-, pero un lugareño nos convenció…y montamos el auto en el bote. No habían pasado ni 30 segundos desde que habíamos sacado el coche que nos quedamos encallados. En realidad fue por mi culpa, porque quería sacar una foto de un niñito en un barquito y pedí que bajaran la marcha. Aunque también fue culpa del conductor, que llevaba una marcha demasiado larga y los neumáticos con mucha presión. Está claro que si uno no sabe conducir por la playa, no sabe y ya. Mejor evitarlo por lo que pueda pasar. Al grano, que nos quedamos encallados y la marea estaba subiendo y yo me puse a reír y a tirar fotos mientras mis hombres sudaban y apartaban la arena de las ruedas y pisaban fuerte el acelerador y lo hundían aún más. A nuestro rescate vinieron el lugareño gordito que nos había metido en la boca del lobo  y otro brasileño que si digo que era gilipollas me quedo corta. Total, que entre los 5 sacaron el coche de allí después de mucho sudar y de muchos nervios (las olas tocaban las 4 ruedas) y entonces el gordinflón se ofreció a conducir nuestro coche hasta la carretera a cambio de 100R$ (redondo le salió el negocio). Y eso, hicimos un recorrido que normalmente se hace en buggy con nuestro Corsa, muy mono. Y llenamos el coche de arena.
Me estoy alargando, otro día os cuento más. Ai, y me ha faltado decir que los 3 hombres me han cuidado como a una princesa y yo a ellos como a mis príncipes.

Sonrisas pa quien las vea y que el fin del mundo os pille bailando. Fotos en facebook.