miércoles, 7 de diciembre de 2011

Visitas en diciembre

Zupan (que me ha traido jamón), Alessia y Auro me han visitado este puente (eso de que me visitaban era una excusa para que las acogiera en casa, porque yo he estado trabajando J)  y nos lo hemos pasado como enanas. Han dormido las tres en mi habitación, dos en mi cama y dos en el nuevo mugri (mugri es el colchón de repuesto de Dorset, que van usando las visitas). Full House en toda regla, en mi habitación no cabía un alfiler, pero es que además, en casa también estaban la hermana de Natalia y la novia de Oscar.
Fuimos a tomar una copa a Canary Wharf (el centro financiero de Londres, junto a la City), algo que extrañamente no había hecho yo hasta la fecha, y eso que vivo rodeada de banqueros. Edificios altísimos de propiedad de grandes corporaciones, todas las luces de todos los edificios encendidas –menudo gasto de electricidad, por dios-, y un montón de hombres –y algunas, pero pocas, mujeres- menores de treinta en traje y borrachos como cubas levantando el brazo para llamar un taxi y tropezando a la vez. Qué mal acabo de dejar a los bankers del mundo así en un segundo. Contextualizando, hay que decir que los pobres trabajan 25 horas al día 8 días a la semana, y por lo tanto es digamos…normal… que a la que tienen un ratito lo dediquen a engullir alcohol como si no hubiera mañana. Pobrets. A todo esto, no hay que generalizar. Pero ese era, objetivamente,  el mood en Canary.
Aquí fa un fred de collons, chatines. Tanto frío hace, que las chicas se compraron abrigos Heat Tech (que no Hi Tech - que por cierto, son horribles) y yo me compré gorro y manoplas y aun así, vestidas como algo entre  Mamá Noel y la mujer del Yeti,  seguimos congelándonos. Como no inventen algo pronto para mantener las narices calentitas, voy a tener que ir por la calle con una nariz de payaso para prevenir que el día menos pensado, se me congele y se caiga. ¿Os imagináis? Qué horror.  Si viviera aquí de manera permanente me compraría un traje de astronauta para estar bien aislada de las inclemencias del tiempo. A mi me parece que estamos en el polo norte, por lo menos. Seguro que en el espacio exterior pasan menos frío. Y encima, aquí llueve en días alternos.
Total, que las niñas se lo han pasado en grande comprando, saliendo de fiesta, visitando London upside down, paseando por mlos parques habidos y por haber, conociendo a los habitantes de Dorset, desayunando y merendando muchas veces en Pret a Manger, siendo casi atropelladas centenares de veces, no patinando ni visitando el Christmas Market de Hyde Park, comiendo mucho y riendo más. Tengo unas amigas fantásticas, que quede constancia.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Varios despropósitos

Jimmy Stark (así se llama mi coche, como el protagonista de Rebel without a cause) y yo estamos pasando una mala racha. Dice que no le presto atención y tiene razón, porque últimamente estoy más despistada de lo que debería.
 Todo empezó el sábado.  Salía yo de casa en dirección a Harrod’s para comprar kiwiberries (minikiwis que solo venden en Harrod’s por razones que no alcanzo a entender dado que no son excesivamente caros y están rebuenísimos. Tenéis que probarlos, se han convertido en mi fruta favorita del mundo. Os he puesto el link  para que los veáis)… iba yo a comprar kiwiberries cuando me llamó mi jefe. Y me dijo que la grúa se había llevado mi coche por aparcarlo donde no debía (porque no me fijo y aparco donde me da la gana, básicamente), y que tenía que ir a rescatarlo. Así que mi gozo en un pozo. Me quedé sin disfrutar de lo bonito que es Londres cuando hace frío y Sol…y me monté en un tren dirección Canterbury para sacar a Jimmy del depósito de coches. Me cobraron unas fantásticas £150. Os juro que noté como una daga cruzaba la piel de mi pecho, atravesaba mi musculo pectoral, rompía mi pericardio y se clavaba en el miocardio, rasgando el endocardio y agujereando mi aurícula derecha. Qué gráfico, ¿verdad? Qué dolor. Pues eso. Y perdí el día entero y cuando llegué de vuelta a Londres ya era de noche. Porque esto de la hora en Inglaterra es otro serio despropósito y resulta que a las 16.30 SHARP, ya es negra noche. Pero vaya, sin mayor problema.
Pero eso no es todo, porque el martes la volví a liar. Salí de casa, cogí el metro, llegué a King’s Cross (la estación central de Londres, desde donde salen, entre otros trenes, el Eurostar a París o el Hogwarts Express), me monté en el tren dirección Canterbury y cuando llevaba ya como 20 minutos en marcha, se me ocurre mirar si había cogido las llaves del coche. Para descubrir que, evidentemente, no era el caso. ¡DUSH! Bájate del tren, espera al siguiente en la dirección opuesta, llega a King’s Cross, coge el metro, corre hacia casa, coge las llaves, cáete por las escaleras, dale explicaciones al portero cotilla sin dejar de andar a toda prisa, blablablablablablablbalba y suuuuuuuuuuuuuper tarde al trabajo otra vez. Ole la Sole, niña. ¡Qué arte!

Este finde vienen Zupan (os dije que era mi quinta extremidad, no puede vivir sin mí y ya vuelve), Aurora y Alessia.  Nuestras aventuras en el siguiente post.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Zupan en Londres

Ms. Zupan-Dover me ha venido a visitar (y ya se ha ido). La fui a buscar a Victoria el jueves por la noche y de la emoción al verla, casi me atropella una grúa. Would you PLEASE look where you go before you step, ma’am?” me espetó el operario de turno. Muy polite él, poniéndole el ma’am (madam para los amigos) al señor grito que me dio. Y mientras esperaba conocí un borracho que creía que yo era canadiense como Justin Bieber y una de esas españolas que se han cansado de no encontrar trabajo en nuestro país y han venido a Londres. Cito: “Si no encuentro trabajo, al menos habré aprendido inglés”. Nos vemos dentro de dos meses, nena. A ver si sabes decir algo más que Latte y Cappuccino. Pobrecilla.
 Total, que ha venido Gaby. Y la llevé a ver el Priscilla, queen of the desert, un musical que cuenta la historia de tres Drag Queens que cruzan el desierto Australiano en autocaravana y que resulta que era su película favorita cuando era una niña. Tremendo. Divertidísimo. Hilarante. Sonaron desde I will survive hasta Gimme! Gimme! Gimme! pasando por todos los gay anthems de la historia. Un vestuario magnífico y unos bailarines estupendos que salieron vestidos de brochas, cupcakes o mecánicos. Ideales. Ya sabemos de qué nos vamos a disfrazar en carnaval. Highly recommended. El gentleman sesentón que teníamos al lado la calificó de smutty, que según el mismo caballero, significa “dirty, but not quite”. Casi obsceno, vaya. Y es que entre otras cosas, una chinita tira pelotas de ping-pong con la vagina (but not quite).
También paseamos por South Kensington, Chelsea y el Soho, desayunamos huevos revueltos y tostadas en casa de la yaya, fuimos a Portobello, nos congelamos en Regent’s Park (quin fred fa, señores. Tendré que comprarme un disfraz de oso polar), salimos de fiesta el viernes, hubo barbacoa en Dorset el sábado… y el domingo por la mañana se fue, después de bañarse en una marmita de café. Y ahora me falta un brazo, porque Zupan es mi quinta extremidad. A todas estas, se muere de ganas de volver, que lo sé yo.
Algo que no viene al caso es que Edu me ha prometido que me pondrá unas escaleras que vayan de mi ventana (High Dorset) a la terraza del piso de abajo (Low Dorset). Manel ha dicho que les prenderá fuego. Lo que no sabe es que serán de acero y retráctiles, así que tendrá que buscar otra manera de deshacerse de ellas. Me ha dicho que menos un perro, puedo pedir lo que quiera. Así que...Edu Noel...quiero una máquina teletransportadora.

jueves, 17 de noviembre de 2011

NO soy Michael

Estoy afónica.  No un poco afónica, no. MUY afónica. Llevo afónica desde el sábado por la tarde y lo estaré hasta el próximo sábado por la mañana, con suerte. Para mi desgracia, mi falta de voz no se debe a ninguna bacanal, sino a que tengo nódulos en las cuerdas vocales y se me va la voz a la mínima que la use un pelín más de lo habitual.  Os explico así rapidito y en cristiano que es esto de los nódulos:
Las cuerdas vocales son dos membranas que están en la laringe (justo al principio de la tráquea, en el interior del cuello) que trabajan de manera similar a cuando estiramos la boca de un globo y dejamos salir el aire. ¿Verdad que hace un sonido agudo? Pues las cuerdas vocales igual,  solo que podemos regular cuán grave es el sonido que emitimos según las membranas estén mas tensas o mas relajadas. Cuando se cierran las cuerdas vocales, el aire choca contra ellas, las hace vibrar y produce el sonido, nuestra voz. En realidad, si vierais una foto, pensaríais que más que un globo, parece una vagina (dicho esto,  ya podéis borrar esta idea rara de que tenemos una vagina en la laringe).  Pues bien, los nódulos son bultitos que salen sobre los bordes de estas membranas de manera simétrica (uno en cada membrana) y que impiden que cierren como deberían. Cuanto más y peor usas la voz, más se inflaman y más aspirada suena, e incluso se hace imposible producir determinados sonidos.  Para eliminarlos hace falta cambiar de hábitos respiratorios y economizar el uso de la voz. Conclusión: no sé respirar. Bueno, ahora ya sabéis lo que son los nódulos. Nunca te acostarás sin saber una cosa más.
El rollo este venía a que estoy afónica, MUY afónica. Tanto que ayer no podía coger el teléfono porque no me oían al otro lado. Como viene siendo tradición, ha sido motivo de bromitas genuinamente inglesas, pero eso lo llevo con estoicidad. Peor ha sido lo de hoy. He cogido el teléfono y no solo no me han reconocido, sino que mi interlocutor primero me ha preguntado si era Michael y luego me ha pedido hablar con Isabel. Ole la Sole.  

martes, 15 de noviembre de 2011

Aeropuertos y aviones

A mi me encantaban los aeropuertos. Recuerdo que en la que ahora es la terminal 2  del de Barcelona se colaban gorriones y yo miraba como los aviones aterrizaban y despegaban mientras esperábamos a que abrieran la puerta de embarque. Y paseábamos por las tiendas con mamá. Era una experiencia guay.
Por desgracia y como todos sabemos, el asunto “coger-un-avión” se ha convertido en uno de los peores dolores de cabeza que existen en este mundo.  Primero hay que desembolsar 50 eurazos porque la maleta que facturas pesa 22,5 kg y no 22kg, y eso que ya habías pagado otros 20 por el simple hecho de que la pongan en la bodega del avión y encima, la señorita de detrás del mostrador se muestra absolutamente desagradable e inclemente. Oiga,  ¿le importaría al menos ponerle una sonrisa, para que no me duela tanto la puñalada trapera que me acaba de clavar? Luego toca el ritual de pasar por el detector de metales: fuera cinturones, anillos, zapatos, hay que sacar el ordenador de su funda y ponerlo en una bandeja a parte y acabas arrastrando la maleta de mano con una mano (valga la redundancia) y cargando dos bandejitas en la otra y una tercera en la cabeza, al más puro estilo malabarista. Todo este tinglado para que luego el detector pite igualmente y venga la señora a meterte mano y no encontrar nada. Precisamente hoy has decidido dejar en casa el revólver que sueles llevar en el bolsillo, ¿verdad? Y evidentemente, no has puesto los líquidos en una bolsita y te los hacen sacar de la maleta, comprar una bolsita de plástico que con lo que vale ya podría ser de oro, meter los envases en la dichosa bolsa y volver a pasarlo todo por la maquinita. Total para, de nuevo, no encontrar armas ni cócteles molotov. Y ser tratada como ganado. Y cuando al fin estas dentro de la terminal y ves que tu vuelo se ha retrasado una hora y media, te apetece comer algo. Y te cobran 6 euros por un trozo de pan seco y un pedazo de jamón malo. Ya no solo no está untado con tomate el pan, sino que encima, por no poner no le han puesto ni aceite. De poco se olvidan el jamón. Peeero la tortura no acaba allí porque, como digo, el vuelo lleva retraso. Y evidentemente, nadie sabe nada al respecto. Y no sabes cuanto tiempo vas a tener que esperar, o siquiera si tu vuelo va a despegar. Y cuando al fin vas a pasar el control de justo antes de entrar en el avión te hacen embutir el bolso dentro de la maleta, si total, todo el mundo lo vuelve a sacar una vez dentro. Y cuando estas allí, y ya has liberado el bolsito de la presión de las cremalleras y al fin te sientas, no sabes muy bien como colocarte para que no te duela la espalda. Y cuando ya has despegado no te dejan dormir ni leer tranquila, porque pasan con el carrito cada cinco minutos para venderte hasta a sus abuelas. Eso sí, a precio de diamante.

Antes volar era emocionante. Ahora casi preferiría que quitaran un ojo con una cuchara. Qué desgracia que sea imprescindible con tanta asiduidad. ¿Para cuando la tele transportación?
En cualquier caso, voy a ser multimillonaria y me compraré un jet privado. Quizás con dedicarme a la política ya valga.

martes, 8 de noviembre de 2011

Moving to Dorset

Hay una niebla tupidísima hoy en Kent. Esto me recuerda a Lleide. Y lo he pasado fatal al volante para llegar hasta la oficina, pero es lo que tiene vivir aquí.
La cuestión no es la niebla sino que me mudo a Londres full time. Hasta ahora iba de viernes a lunes (porque viernes y lunes trabajo en la ciudad) y durante la semana dormía en Kent, pero se ve que el dueño de la casa donde vivo (es una casa de alquiler), hace meses que no paga la hipoteca, así que el banco se la va a expropiar…y yo me tengo que ir. Y como ya estaba en Londres la mitad de la semana, y ya tenía mi propia habitación en Dorset, pues ahora voy a estar también la otra mitad. Se acabó eso de ir todo el día maletas arriba, maletas abajo. Bueno, se acabará cuando termine con la mudanza.
He empezado este finde y ya estoy medio instalada. Mi habitación es una monada (porque Judith, mi predecesora, la tenia monísima y ha dejado hasta las sabanas) y mi compañero de piso, Oscar, toca el piano por la noche y me encanta. Si por mí fuera lo tendría todo el día tocando el piano, poniendo banda sonora a mis actividades cotidianas. No se si él estaría tan encantado. El tema es que toca la mar de bien y es un gustazo irse a dormir al son de Debussy.
Natalia, mi otra compañera de piso también es la mar de agradable, y a Nafisca,  la jordana y cuarta inquilina, no la he visto todavía.

El  5 de noviembre es Bonfire night en Inglaterra. Celebran con fuegos artificiales el fracaso de un atentado en el parlamento británico contra el rey James I, que fue planeado por un grupo de católicos liderados por Robert Catesby. La guardia del rey encontró el 5 de noviembre de 1604 a Guy Fawkes haciendo guardia junto a toneladas de pólvora en una de las bodegas del edficio, lo arrestaron y lo ahorcaron. Desde entonces, Sir Fawkes es como la enseña de la lucha contra el totalitarismo y el establishment.
Total, lo que decía, que montan fuegos artificiales y hogueras y queman monigotes con caretas de Guy Fawkes (como las que lleva V, en V de Vendetta). En todas partes menos en York, donde estudió el señor en cuestión. ¡Qué majos ellos! Fuimos a verlos a Battersea park (los fuegos, no a los Yorkers) y fue bonito y tal.
Y nada, la vida en Dorset transcurre tranquila entre brunches, lunches, dinners, fiestas, futbol y risas. He comprado tulipanes y los voy a plantar en la terraza del piso de abajo. La pena es que saldrán cuando me haya ido, pero vaya… Es que las flores hacen hogar. Y con Adri hemos decidido que vamos a montar un huerto urbano en la terraza. Empezaremos con menta y albahaca. ¡A ver si en verano recogen lechugas y tomates! ¡Oh! Y la terraza es enorme y les pido cada día que me dejen adoptar un perro. Les prometo que lo pasearé todos los días e incluso he cedido con que sea un perro mediano (y eso que a mi solo me gustan las razas enormes, porque solo ellos son dignos de tener nombres y apellidos), pero dicen que no. Seguiré probando. El que la sigue, la consigue.


Un terranova es el perro que quiero que viva en Dorset
 

La máscara de Guy Fawkes, por si no la teníais controlada.
 

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tomar el té con Mrs. Rabbit

Mamá me leía cuentos de Beatrix Potter cuando era pequeña, quizás sea por eso que me gusta tanto el campo inglés. Mi oficina de Canterbury (trabajo 3 días a la semana en Canterbury y dos en Londres) está en un almacén de fruta en una finca de manzanas a 5 minutos de la ciudad, y para llegar tengo que conducir por una carreterita estrecha preciosa. Por el camino hay varias casitas la mar de monas, y en todas venden huevos, por algún motivo. Hay una casa en particular que me encanta. Y no puedo evitar pensar en Peter Rabbit cada vez que la veo. Adjunto foto:


 ¿Es bonita, verdad? Y qué bonitos los colores en otoño... ¿A que parece como que en cualquier momento podría salir por la puerta un conejo con una chaqueta azul? Algún día pararé a comprar huevos, a ver si Mrs. Rabbit me invita a tomar el té con ella, la oca Jemima y la ratita Tittlemouse.

Este es Peter Rabbit robando zanahorias en el huerto del Sr. McGregor


martes, 1 de noviembre de 2011

¡FUEGO!

Varios de mis amigos estudiaron una temporada en colegios ingleses. Prácticamente todos ellos me habían contado historias  graciosas sobre cómo tuvieron que bajar en ropa interior al jardín del internado durante un simulacro de incendio, pero nunca pensé que yo viviría uno. En España estas cosas no pasan. En Esade no ha habido ni uno en 5 años, ni lo habrá en los próximos 10…como tampoco lo hubo en el colegio ni los hay en tantísimos otros lugares. ¡Y suerte que no los hay! Con lo poco que nos gusta trabajar, si descubren el filón habría simulacros cada 5 minutos: Es la mejor excusa para salir a fumarse un cigarrillo.
El caso es que estaba tranquilamente en la oficina, tomándome una buenísima y calentita crema de calabaza cuando ha empezado a sonar la alarma de incendios. Yo no pretendía levantarme, estaba claro que era un simulacro: no había humo por ninguna parte ni se oían gritos ni ajetreo…pero  los ingleses son muy ingleses y se toman estas cosas muy a pecho, así que me han hecho dejar mi cremita calentita a medias y salir a toda prisa por las escaleras de emergencia. Total, para pasar frío, ponernos a todos a formar, contar cabezas y otra vez a trabajar. Señores británicos de mi corazón: Los simulacros no sirven para nada. El día que haya fuego de verdad, la evacuación será caótica por muchas veces que practiquen. Y encima, cuando he vuelto a entrar, mi crema estaba fría.

lunes, 24 de octubre de 2011

Mi casa en la campiña inglesa e introducción a Dorset

Yo creía que en Londres iba a llover a diario. Menuda mentira. Llevo aquí casi dos meses y no ha llovido más que un día, y cuatro gotillas (lo cierto es que fueron algunas más). No sé si sentirme decepcionada o saltar de la alegría. En realidad, yo solo necesito dos cosas para empezar el día con buen pie: Sol y mi pastilla de hierro. Si me falta una de las dos, no hay cafeína que valga. Pero yo venía con la idea de que iba a llover, y vivo en tensión esperando el día en que lo haga. Mientras tanto, me pasa eso de que voy a explotar de la emoción al ver la luz de la mañana iluminar los prados verdes en mi camino hacia el trabajo. Esto es precioso. Y ahora que las hojas empiezan a vestirse de otoño, todavía más. Alucinante. Yo quiero amasar un montón de pasta y comprarme una Manor House en el campo inglés con caballos, y tener una vajilla con florecitas inglesas  y llevar sombreros ingleses con plumas de faisán y un jardín con estanque inglés e ir vestida de verde y marrón que eso es muy de campiña inglesa. Y le haré llevar kilt al mayordomo (la kilt, para el que no lo sepa, es la faldita de cuadros que lleva Mel Gibson en Brave Heart). Sí, eso es escocés pero me da igual. Las kilt i los calcetines hasta la rodilla son la mar de cómicos. Y tendré una cocinera rolliza, de piel blanca y mejillas sonrosadas que llevará uno de esos gorros blancos como de ducha pero de punto que llevaban las cocineras inglesas en el siglo XIX y que cuidará los pollos, patos, vacas, ovejas y los cerdos que tendremos en la parte de atrás. Y cocinará mucho roast beef con puré de manzana.  Y esquilará las ovejas y me tejerá bufandas al lado de la chimenea.  Y organizaremos torneos de tiro al plato. Y cacerías del zorro a caballo, aunque esté prohibido, que eso de saltarse las normas es muy de Lord. Y tocarán la trompeta  que no es una trompeta sino que es un cuerno y que se toca cuando se caza el zorro y a mí me hará una gracia tremenda. Pero no mataremos el zorro. Lo dormiremos o algo así. Qué bucólico, ¿verdad? Y como el Jack/John/Earnest Worthing de Wilde*, tendré una casa en la ciudad (blanca y con geranios en la entrada), y quizás hasta una falsa identidad. E iré a menudo a visitar a los bankers, que seguirán viviendo en Dorset y montando bacanales en su casa todos los fines de semana. 
Me pregunto cómo voy a hacer para conseguir todo eso, porque por lo pronto, he decidido que al terminar la carrera, quiero ser camarera. O dependienta en una tienda, está por ver. Eso sí, camarera o dependienta en Londres o Nueva York. Puestos a ser una de las dos cosas, que por lo menos sea en una ciudad guay. Y con eso no se sale de mileurista, está claro. Vais a pensaros que no lo digo en serio. Y lo cierto es que pocas veces en mi vida he hablado más seriamente. Todo el mundo debería trabajar en algo así al menos una vez en la vida. He dicho. Además, el trabajo de oficina me da arcadas.
Vuelvo a los bankers, que lo he soltado así y no los he presentado. Los bankers son Manel, Edu y Jorge. Viven al ladito de Dorset Square y como reza su apodo, trabajan en bancos. Tienen en casa un colchón llamado “Mugri” (de mugriento), en el que han dormido unas 40 personas en los últimos dos años. En el piso que está justo encima viven Judith, (una chica monísima que por desgracia se vuelve a España en breve) Natalia y Oscar (que toca el piano la mar de bien) y una Jordana que no viene al caso. Cuando Judith se vaya,  yo ocuparé su habitación hasta enero cuando llegue Nico (un banker en potencia) y nos daremos la vez. El fin de semana pasado se mudaron a Dorset Carol y Adrián, una pareja de fantásticos. Ella trabaja en el sector financiero y él va a hacerlo pronto. Cerca de Dorset vive Núria, que trabaja para una empresa que hace páneles de consumidores. Luego está Juan, que en realidad es un consultant (y no un banker, me refiero) y que vive con Paola, otra banker, en Marble Arch. Y Jordi, otro consultant que trabaja a caballo entre Barcelona y London y que se pasa el día en el avión. Y Marc y Xavi, los interns, que viven juntos en algún lugar cerca de King's Cross. Lo que (casi) todos tenemos en común es que hemos estudiado ADE y que (casi) todos lo hemos hecho en ESADE o en la Pompeu.   Y luego tenemos artistas invitados. Este fin de semana han sido los padres de Edu, la madre de Judith y Emi (otro banker, estamos rodeados). Esto parece una sitcom en toda regla. Me siento como en Friends. Pero sin Central Perk. Tenemos que encontrar un Central Perk.
Algo muy gracioso de la vida en Dorset son los domingos. Creo que el domingo se ha convertido en mi nuevo día favorito. Los domingos en general, se come en casa de la yaya, AKA Juan. Juan es canario, y lleva algunas horas de retraso en el cuerpo, lo que significa que comemos a las 5 el día que comemos pronto, aunque a su favor hay que decir que se esmera mucho en que comamos bien. Que si solomillo de cerdo y suflé de patata, que si esto, que si lo otro… El domingo pasado, por ejemplo, nos cocinó fajitas. Pero no seáis ilusos. Juan no le puso a la carne los polvillos de Old el Paso que todos conocemos, ¡NO! La yaya le puso camembert y queso azul al potaje de carne con verduras. Y cantidades ingentes de perejil. Nadie notó el sabor del queso en particular, pero la amalgama en general estaba requetebién.

Algo que me tiene muy preocupada es que no he subido aún a ningún autobús londinense. Un lastre.

Hasta aquí por hoy.

* Jack Worthing es junto a Algernon Moncrieff el potagonista de la obra The importance of being Earnest, a trivial comedy for serious people de Oscar Wilde.

viernes, 7 de octubre de 2011

Sobre la lluvia y mi mala pata

For the record, he mejorado mucho al volante. No me ha pasado nada, y eso que conduzco una media de 3 horas diarias. Ni la lluvia puede conmigo. Sí, llueve. Esta tarde, mucho. Cats and dogs, pouring rain, pitchforks, a mares, a cántaros, chuzos de punta.  Pero volvía yo en mi coche hacia casa por la M25, cruzando Dartford crossing (que es un puente la mar de largo que pasa por encima del Támesis), cuando se han apartado las nubes y ha aparecido un perfecto y precioso arcoíris. Y yo iba en mi coche con la radio a TODO volumen cantando y bailando como una posesa. Y no he podido más que ponerme a reír, ha sido uno de esos milisegundos en la vida de uno, en los que sientes que vas a estallar de felicidad.

Y ahora pasemos a cosas más mundanas. Ayer por la mañana hice mucho el ridículo. MUCHO. Resulta que aquí donde vivo, la basura no se tira en contenedores gigantes que recoge el ayuntamiento cada noche. Cada vecino tiene un minicontenedor en su casa, y va acumulando ahí las bolsas hasta que llega el miércoles por la noche de cada dos semanas. Entonces, los vecinos sacan sus contenedores a la calle, y el jueves por la mañana, a eso de las 8, viene el camión de la basura, vacía los cubos, los limpia y lo sitúa delante de la casa correspondiente (es que están marcados, como la ropa de los niños en los campamentos). La cuestión es que yo olvidé sacarlo el miércoles, y cuando salí de casa el jueves para ir al trabajo, me encontré al basurero limpiando los contenedores de mis vecinos. “MIERDA”, pensé, “¡MIERDA! ¡MIERDA! Llego tarde y como no saque ahora el contenedor, la basura va a entrar en putrefacción y no la sacarán hasta dentro de otros 15 días 
¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA!” – sepa el lector que el miércoles anterior también me había olvidado-. Así que entré otra vez en casa, con mucha prisa, me di de bruces contra el cristal de la puerta corredera del jardín (eso no lo vio más que el gato del de al lado, que se cuela), abrí la puerta con un chichón en la cabeza, salí, cogí el contenedor y abrí la puerta del jardín hacia la calle para sacarlo fuera - con el pié-, con la mala pata de que cuando lo estaba sacando, se me cayó. Y no solo se me cayó, se abrió y se desparramaron las bolsas, y resulta que una estaba abierta. Pero no solo eso. Luego me tropecé con el cubo y caí JUSTO encima de toda la basura. OLÉ. Os podéis imaginar la reacción del basurero. No se rió conmigo, se rió de mí. Y yo me reí con él. De mí. 
Y nada, ducha, cambio y 30 minutos tarde al trabajo. Colorín colorado.

martes, 27 de septiembre de 2011

Isabel 1, Muerte 0.

He bautizado a mi coche. Se llama Jimmy Stark, como el protagonista de “Rebelde sin causa”. Llamándolo así intento redimir un poco mi sentimiento de culpabilidad, y es que llevo dos días gloriosos al volante.
Ayer me perdí. Me perdí e hice que un trayecto que debería haber durado escasos 20 minutos durara casi dos horas. La buena de Lesley, pobre, estaba un poco atacada pensando que me habría pasado algo. El caso es que, como cada mañana, ella vino a buscarme para guiarme hasta la oficina (que desde ayer está en Canterbury) y la perdí de vista en la segunda rotonda…y evidentemente, por la ley de Murphy, cogí la salida equivocada…y resulta que en las motorways inglesas prácticamente no hay carteles que te recuerdan hacia dónde estás yendo (aunque sí hay flechas que te indican por qué lado debes ir, ironías de la vida)…y por lo visto tampoco saben lo que son los cambios de sentido, ni a distinto ni al mismo nivel. O quizás no lo sé yo. O quizás es una diferencia cultural. Total, que conduje millas y millas hasta llegar a una rotonda (roundabout en inglés, una palabra que suena de lo más graciosa cuando es pronunciada por estos peculiares isleños. A mí me hace pensar en mantequilla). Al grano: que llegué a una rotonda y dí la vuelta y logré encontrar el camino hasta Canterbury, donde paré para llamar a mi guía, Lesley. ¡Pero ah, sorpresa! Había salido de casa sin móvil. ¡Olé tu arte, Isabel! Olé. Gracias al cielo, Lesley tuvo confianza en que sabría dar la vuelta y me esperó a la salida de la rotonda en la que me perdí, y al verme pasar dirección Canterbury, me siguió. Así que bien, al final llegamos felices y contentas al despacho. Isabel 1, Muerte 0.
PEOR ha sido lo de esta mañana. No me he perdido, pero he rallado MUCHO un coche mientras aparcaba en el trabajo. MUCHO. Tanto como que además, le he roto una luz delantera. Tremendo. Y encima ha sido aparcando en batería, que suena a que debería ser más fácil. Pues bien, cuando uno tiene el volante en el lado equivocado, eso de que aparcar en batería es fácil se convierte en una MENTIRA. Yo no tengo visión espacial, y si me ponen la mitad del coche a la izquierda, el problema se eleva a la enésima potencia. Así que he dejado el otro coche monísimo. Eso sí, Jimmy Stark no tiene ni una rallita. Fenomenal. 

domingo, 25 de septiembre de 2011

Mi casita


Como dije en el post anterior, vivo en Sittingbourne. Por el momento durante toda la semana, pero a partir de octubre, solo de martes a jueves.  Es una casita unifamiliar típicamente inglesa: dos pisos, 4 habitaciones, moqueta y backyard. Muy English. Solo verla le entran a uno ganas de tomar un té con leche y galletitas. No entiendo qué tienen los europeos del norte con la moqueta, es una marranada. Además de un horror.
Vivo sola, y de mis compañeros de trabajo, solo Lesley, una señora de unos 50 años, vive en el mismo pueblo que yo. Pero solo son 3 días a la semana y yo soy muy independiente: Me gusta mucho estar sola y tranquila, tener tiempo para pasear, leer y ver películas, no tener que rendir cuentas a nadie sobre mis idas y venidas. Además, estoy en proceso de apuntarme a yoga y clases de portugués, pero antes debo solucionar mis problemas de pareja con el coche. Lo que sí me falta es un perro. A un perro no hay que darle explicaciones. Tengo tiempo para sacarlo a pasear los días que esté allí y jardín para que no se sienta demasiado encerrado el resto de la semana.  Quería traerme a Nuca, la labrador que está en casa de mis padres en San Miguel, pero mi madre no quiere compartirla conmigo. Así que estaba planteándome muy seriamente adoptar un perrito de perrera… ¡hasta que ví que casi me sale más barato comprarme uno en una tienda convencional! Otra opción es hacer de “familia” de acogida (sería mono parental en este caso)  mientras viva aquí, pero dado que solo estoy 3 días a la semana…habrá que ver si me dejan. Tengo visto un mastín gigantísimo al que han llamado Oscar y al que no cambiaría el nombre de adoptarlo, porque Oscar es un nombre genial para un perro. Quizás lo apellidaría Wilde. Que los animales de compañía tengan dos nombres me parece muy gracioso. Imaginadlo: “Oscar Wilde, seu”. Suena muy cuco. Debéis saber que los perros solo hablan catalán. Simón Bolívar también es divertido. “Simón Bolívar, dona’m la pota”. Está claro que solo los perros grandotes pueden llevar nombres así.
Otra cosa que me reconcome son las flores. Si fuera a quedarme aquí plantaría flores en el jardín, pero como solo voy a estar entre 3 y 4 meses, no vale la pena. Además, me dijeron que por lo visto este año va a nevar extremadamente pronto, así que si las plantara, se me morirían en un abrir y cerrar de ojos. Pero no puedo evitarlo, tengo una especie de necesidad urgente y primaria de plantar flores, como si mi vida dependiera de ello…y no es fácil mantenerla a ralla. Creo que si analizáramos el sentimiento en cuestión  se podría concluir que tiene algo que ver con la naturaleza maternal de las mujeres, como cuando en la prehistoria las mujeres recolectaban bayas y cuidaban de los niños mientras los hombres salían a cazar. Del mismo modo, yo necesito plantar flores para hacer más agradable mi hogar para unos hijos que no tengo –y que no tengo intención de tener en el corto plazo-  y alimentarlos con los frutos que esas plantas no van a dar.
Y finalmente, el tema decoración –de algún modo ligado con lo de las flores: Repito que solo voy a estar unos pocos meses, y la casa ya tiene el mobiliario y utensilios básicos. Lo que sí he comprado son sábanas y un par de tazas que, por si teníais alguna duda, son de los mas cursis y 5 o’clock tea time. Quiero decir que son de florecitas rosas. Y en ellas bebo leche con el Cola-cao que me ha traído mi padre este fin de semana, porque la vida sin Cola-cao es menos vida.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Primeros días

Esto llega un poco tarde, y por lo tanto hay bastante que contar.  Então…. Primero os sitúo:
Estoy trabajando en el Reino Unido, en una distribuidora de productos de caducidad temprana.  Tres días a la semana trabajo en el condado de Kent, y dos en London.  Digo que trabajo en el condado de Kent y no soy más explícita porque en este momento mi oficina está en el Puerto de Sheerness, pero nos mudamos el lunes a Canterbury. Therefore, vivo en un pueblecito llamado Sittingbourne (que está igual de lejos –o de cerca- de un lugar que del otro) tres días a la semana, y en la capital otros 4. Y lo más importante y osado: tengo coche.  
Es una pena que nos vayamos de aquí, porque el “dock” es precioso. A ver…precioso si lo miras desde una perspectiva  industrial, me refiero. La cuestión es que hay enooooooormes barcos que vienen a  descargar todo tipo de mercancías, y enoooooormes grúas que retiran los contenedores y centenares de personas que conducen carretillas elevadoras, aquello que en los almacenes llaman “toros” porque tienen como dos cuernos que levantan  los palés (os he puesto un link a Wikipedia por si no sabéis lo que son) y apilan las cajas. El Olimpo de la planificación,  logística y el supply chain management. Estoy enamorada.  
Bueno va, empiezo. Llegué al Reino Unido el viernes pasado, acompañada de mamá. Evidentemente, no nos vinimos a Kent. Nos quedamos en Londres e hicimos eso que se espera de dos europeas que van a Londres: ir de compras. También visitamos el parlamento porque a ella le cogió un ataque de culpabilidad y una necesidad imperiosa de sentir que estaba hacienda algo más que comprar (qué terrible sentimiento), pero ni una cosa ni la otra tienen mayor importancia.
El lunes vinimos a Sittingbourne para  deshacer maletas, hacer la compra… pero sobretodo, para conducir. ¡Hay que ver! No hace ni 10 días que me he sacado el carné de conducir y no se me ocurre otra cosa que irme al único país de Europa donde conducen por el otro lado. No sería un problema si no necesitara el coche…pero es que sí lo necesito.
Es evidente que el hecho de conducir por la izquierda es en sí mismo un hándicap, pero no es, ni de lejos, lo peor. Lo peor es, sin duda alguna, tener la otra mitad del coche a la izquierda. A conducir por ese lado te acostumbras rapidinho: las rotondas las cojo por el lado que toca sin mayor dificultad, no me he puesto contra dirección en ningún momento y lo cierto es que la señalización es impecable. Hay que agradecer la consideración de los ingleses hacia los continentales: cada pocos metros hay flechecitas que te recuerdan cuál es el lado de la vía por el que debes circular. Tener el cambio de marchas al otro lado tampoco es demasiado problemático.
Lo que decía, que aun no he interiorizado que el volumen del coche esta a mi izquierda, y no a mi derecha. Total, que aparcar es una autentica pesadilla… y voy comiéndome retrovisores y bordillos por doquier. Calcular las distancias ya era complicado para mí en circunstancias normales, y ahora que el retrovisor interior mira hacia el otro lado lo es todavía mas.  Pero aún no le he hecho ni una sola ralla a mi Citroen Xsara Picasso granate. Si, un coche muy de familia.
Leslie, una señora que trabaja en mi empresa, viene a recogerme todas las mañanas y me guía hasta la oficina (ella en su coche, yo en el mío) y me cuida como si fuera mi madre. Se ocupa de que todo en mi casa funcione bien, que no me falte nada, que tenga móvil, me enseñó el puerto… una monada de mujer. El primer día llovía (que raaaaroooo – aunque a título informativo os diré que estamos teniendo una semana bloody sunny) y yo no sabía como poner los limpiaparabrisas y el embrague se me enganchaba con la alfombrilla y…fueron los peores 10 minutos de mi vida, pero sigo viva. Y ayer conduje yo sola de verdad (sin nadie de copiloto y ningún coche delante que me hiciera de lazarillo) hasta el supermercado y volví de noche. Y supe poner las luces –que no sabía- y sobreviví.  Pasé un poquito de miedo, pero sobreviví.

Otro día os cuento qué tal en la oficina, que no tiene desperdicio.  Y habrá también un post sobre mi casita.

Bon vent!

martes, 6 de septiembre de 2011

Me voy a UK

Me voy a Canterbury en breve. Estaré hasta finales de enero. Espero poder contaros historias divertidas sobre mis días allí. Voy a tener coche y acabo de sacarme el carné, así que apuesto a que más de una  será sobre como casi me muero al incorporarme en una rotonda en sentido contrario.
Canterbury queda a  50 minutos de Londres, y Londres queda a menos de 40€ de España, así que estáis invitados a hacerme una visita.
Espero volver hecha una brit. Le daré a la Queen recuerdos de vuestra parte.

sábado, 25 de junio de 2011

Ya desde las Españas

Qué bueno está el jamón y qué gusto que anochezca a las 10pm. Ole la Sole.
Ainda fiquei com um poquinho de saudades. 


Aquí va un time lapse de São Paulo. No es el mejor vídeo del universo, pero uno se hace una idea de lo enoooorme que es la ciudad.


¡Alegría!

jueves, 23 de junio de 2011

Until then, if not before

English, so that everybody understands

Warning: This is a very tacky and twee post, I haven’t left yet and I am already nostalgic.

I was sitting on my sofa next to Arami and, just like anybody who is about to leave a place where one has lived for the past few months, we begun talking about the stuff we did here, and obviously about what we were going to miss.
I will miss pão de queijo, overall. But I’ll learn how to cook it, so no big deal. I will also miss my view from the shower in my bathroom, but I’ve taken pictures. I think I’ll print them, frame them and hang them in my new shower wherever I end up living next semester. Having the uni walking distance from home is another highlight of my life here. I will very much miss that as well. And Ibirapuera, although I might have a big park close to my place wherever I am in the near future. I won’t miss the rain. Fuck the rain.
Out of all the situations I’ve been through this past 5 months, I’ve got to know amazing people. I loved breathing my existence out with you all:
I loved listening to Geev talk about her flirting methods or her nail polish (her two favourite topics), our adventures in Vila Madalena or in Shopping Cidade Jardim, our lunches around her place, and her showing me her new purchases every single day or how she would defend any of her friends to death. I am looking forward to spend a Sunday in Sacre Coeur with you.
I loved hanging out with Emily and how she is the coolest type of American. I loved spending so much time with her this past two weeks, how she loves burritos, makes fun of everything and cooks pancakes. All the gossiping, the cooking, the arts and crafts, the crazy shouting from my 11th floor balcony... I loved to draw your tattoo very much. I guess I’ll somehow be with you for the rest of your life, and you’ll probably regret it when you’ll be 70, but who cares now?
I loved Laura’s blue eyes, her super sexy American Apparel body, her amazing pictures, her taste for music, the way she takes care of everybody, her Quiche Lorraine and  the way she says “Oh, yeah!”.
I loved sharing a flat with Arami, she seriously is the perfect roommate. I loved going crazy and painting the whole dining room in red with fabric paint, waking up to find out she had gone to buy breakfast for me, listening to her stories about life in a small country, unsuccessfully trying to speak Catalan, our chats and laughs at home and our “very strict” diet deal. Andorra and Lleida are too close for us not to see each other.
I love how Mage says hilarious stuff looking very serious and her sexy dance moves, I love Karell always caring for everybody and looking so absolutely lovely and being a bit wicked sometimes, I loved breakfast, lunch and dinner at the French Bakery with the girls, and the cinema sessions, and going with you to the tattoo place, I loved the long ours we spent together before Geev’s first departure... I am looking forward to our American road trip and for Emily to come visit us in Europe and for the Europeans to visit each other soon….
I loved having Bob over to dinner every now and then -even if he never brought me flowers- and laughing at his stupid jokes. I am also very thankful he literally saved my life at a party at Velódromo. I loved having him walking me home and the fact that he is always smiling and willing to do anything. I must admit sometimes I wanted to chop your genitals and make salad with them, though.
I loved Juan as a flatmate very much. Not only because he always said my food was awesome and did the dishes, but we also had like a brother-sister complicity and would talk about stuff going on in our lives, and I would steel his clothes and he would always use my computer. We even shared a room and a bathroom for 20 days: that is a lot of life together. You’ve been the best choice I could have as a flatmate.
I loved Kevin being impatient when it comes to food and the fact that he was always cleaning his apartment. He is the sweetest guy. And when I had an energy overdose, so he gave me his iphone so that I could play a stupid game and not annoy anybody. And how he was always the one calling when we were looking for flats together. And that cunning smile of yours.
I loved travelling to Buenos Aires with Marc and listening and laughing at his shit stories. It is amazing how much he changes when you get to know him. He is possibly the craziest guy in Sampa.
I loved getting to know Victor, Florian and Zak during our road trip. How Zak treated me as a total princess and talked for ages about his beloved Tunisia –that for sure I’ll visit soon-, how Victor is as fun as he is in everyday life, but a lot more sweet than he’d like people to think he is, or how Flo always has an opinion about everything, how he is a person with strong principles and how much he loves china. I loved laughing out of desperation with him when we could not find roads on our way.    
I loved Marjorie and I having wine in common among a lot of other things. We need to do that wine exchange for sure. France and Spain are too close to miss such an opportunity.
I loved Marco listening to me whenever I had excess of vitality, even if he was absolutely tired, and how good his caipirinhas are. He learned from Pedro, the best of the teachers. I loved the fact that he brought me stolen flowers with Geevitha the night of my birthday. It was the most adorable thing ever.
And then I loved a lot of other things about other people with whom I did not have the time and pleasure to hang out with that much: I love Alex smelling always sooo good and being gentle and fun, I love James loving beer-pong and being so tremendously hilarious or how he always says “very true”, and making arrows for his and Juan Felipe’s Cupid costumes, I love Kuba always giving me a big hug, I love Diego having such a beautiful smile and envy his tanned skin very much, I loved Rachel complimenting me every time she’d see me and being so comical without even knowing, I loved how Brazilian Rafael introduced himself to me out of the blue being so extremely nice, I loved Bartek always being so ironic, I loved Aidé and her flatmates hosting parties at their place, I loved going to SESC with Clara, I love reading Alexandre’s poetry in Portuguese, I loved  Giulia, Kami, Emilio, Andrzej, Atin, Gianno, Sebastian, Jaissa, Veronica, Álvaro, Portuguese Alexandre, Gilles, Anya, my buddy Leka, Daniel, David, Fatima, Maud, Paula, Oriel, Lego, Fatima and so many more.
You made my days in Brazil a lot better. Go and enjoy life back home, your beds, your mothers’ food, your brothers and sisters, your boyfriends and girlfriends, your friends in general, your favourite bars. I will do my best in Barcelona. Hopefully not for a long time, though.
And let me know whenever you are close to wherever I am living. I’ll be glad to host you and show you around. I am an awesome guide. I am sending huge hugs to all of you. Remember to give them back to me whenever you see me again. And a kiss as big as São Paulo.

Que el fin del mundo os pille bailando. AKA: May the end of the world catch you dancing.

lunes, 13 de junio de 2011

¡Boludo!

Hace un par de días llegué de Buenos Aires. Fui con Marc. En principio íbamos a ir 3, pero Arami tuvo problemas con sus billetes y tal, así que al final hemos ido Marc y yo mano a mano. Me lo pasé genial, es un fantástico y divertidísimo compañero de viaje. Para el que no lo sepa, Marc es uno de los Exchange students de Esade en FGV.

Bueno Aires huele a carne a la brasa y parece Europa. Concretamente, diría que se parece a Madrid. El espíritu de la ciudad digo. Claro que en Madrid no huele a carne a la brasa, ni tiene mar, ni se comen alfajores y las “medialunas” no están rellenas de cantidades ingentes de dulce de leche.
El dulce de leche merece un párrafo para él solito. ¡Meu Deus, qué bueno está el dulce de leche en Argentina! A mí el dulce de leche no me gustaba hasta que llegué a Buenos Aires. Las cosas en Brasil son más dulces, ergo el dulce de leche es puro azúcar. En Buenos Aires es mejor que la Nutella. Mucho mejor. Marc y yo tomamos dosis de dulce de leche al menos una vez al día. Cuando no era alfajor (qué rebuenísimos), era medialuna rellena.
Mención aparte merece también la elegancia de la gente en general. Así como en las ciudades brasileñas -en general- el estilo brilla por su ausencia, en Buenos Aires da gusto pasear por la calle y ver a la gente bien vestida. Yo diría que el 60% de los hombres llevan americana y corbata, y  los demás llevan sólo camisa, pero camisas bonitas. Y los que no llevan ni traje ni camisa también se visten con estilo. Y llevan mocasines bonitos y cinturones bonitos, y abrigos bonitos y van bien peinados y…eso. Que da gusto, oye.
Decía que se parece a Madrid por el estilo de la gente y también por los nombres de los lugares. Serrano (aunque en BA es una plaza, no una calle), Callao, Colón, Recoleta (en Madrid Recoletos), tienen un barrio que se llama Retiro…
Arquitectónicamente hablando también le da mil doscientas vueltas a cualquier ciudad de Brasil. Del cono Sur en general, casi me atrevería a decir. La llaman el París de América del Sur, por algo será. El teatro Colón recuerda a cualquier ópera europea. La sala principal es un poco como la Scala de Milán pero más grande y los salones son como el Palacio de Versalles en pequeño; la avenida 9 de Julio –según el taxista, la más ancha del mundo- quiere parecerse a los Campos Elíseos de París. Hasta tienen un obelisco. Los barrios modernos, como Palermo, son una mezcla entre Brooklyn, Chelsea, el Borne y Prenzlauer Berg. De estética un poco underground pero a lo pijo. Calles adoquinadas, con aspecto de antiguas fábricas, tiendecitas vintage y no vintage pequeñitas, librerías, galerías de arte, barecitos, boliches (discoteca en argentino)… los sábados hay un mercadillo y se llena de gente. Cuando digo que se llena es que se llena muchísimo. Casi no se puede caminar por la calle de lo lleno que está.
El mítico barrio de La Boca es bastante curioso así en general, aunque tengo que decir que me decepcionó un poco. Extremadamente turístico. Es como pasearse por Lloret de Mar, sólo que en Argentina y con casitas de colores. Ni Las Ramblas barcelonesas están tan preparadas para el turismo. Pero vaya, fue agradable porque alquilamos bicicletas (Marc estuvo todo el día sufriendo pensando que me iba a matar, porque yo no miraba antes de cruzar) y paseamos también por San Telmo, que está lleno de anticuarios, y por Puerto Madero, que recuerda a Dublín hasta en el puente de Calatrava.
Una de las noches visitamos a Gilles, un belga que estuvo el cuatri pasado en São Paulo y que ahora está haciendo prácticas en una empresa que se dedica a comercializar vino en Buenos Aires. Fuimos a su oficina –que era chulísima, una lástima no llevar la cámara encima-, nos bajó a la bodega y abrimos una botella de vino y otra de espumoso, luego cenamos unas empanadas y después nos sacó de fiesta por Palermo. Marc aguantó toda la noche, yo me fui a dormir prontito.

En resumen, que Buenos Aires es una ciudad ideal para pasear -las calles son anchas, los edificios bonitos, hay parques en todas partes y la gente es estilosa- para comer –asados, dulce de leche, empanadas, alfajores, medialunas, chori-panes, pizzas rebuenísimas, milanesas y… no acabaría nunca…- y para salir.
Otra cosa muy graciosa es que al metro le llaman “Subte” y que los paseadores de perros se juntan en las plazas por las mañanas. Y cada uno pasea unos 10 perros, así que todos juntos serán unos 150 chuchos. Gracioso.
Me ha encantado. Me ha gustado más que Brasil, y definitivamente, muchísimo más que São Paulo, con la que tengo (igual que todo el mundo) una especial relación de amor-odio: Me lo he pasado genial aquí, pero es una ciudad ruim para caralho y encima, no tiene mar. Lo que decía, que Buenos Aires me ha gustado muchísimo más que Sampa, pero tengo que reconocer que ya estaba ficando con saudades do Brasil e de falar português. A pesar de lo feo y de lo hortera, a pesar de todo. Tantísimo lo echaba de menos, que le dí al pobre taxista un auténtico speech sobre mi vida en dicho idioma y me dí un paseo por Paulista nada más llegar.

El mismo domingo Geevitha llegó de Francia y la recibimos con una copiosa cena en mi casa. Y Marc no ha podido coger el avión de vuelta a Brasil por culpa de la nube de humo causada por un volcán chileno (yo volví un día antes), así que va a pasarse 35 fantásticas horas metido en un autobús. Lo compadezco. Espero que vosotros también.

Suficiente, otro día os cuento más.

miércoles, 8 de junio de 2011

Gringofotos

Algo así como el 50% de los alumnos de Exchange nos hemos juntado hoy para sacarnos una foto antes de que la gente empiece a irse. Muy tierno y un poco triste. Ahí van un par:
Monísimos, sentaditos en el suelo. Sí, somos una barbaridad. Y sí, es un polideportivo. A ver si en ESADE aprenden.
Esta me encanta, pocos miran a cámara
Antes de eso, he ido con Zak a ver una fantástica exposición¹ al MASP a modo de despedida, porque mañana se va a Bolivia y vuelve a por sus cosas a Sampa después de que yo me haya ido. También me he despedido de Marjo, que se va a Colombia. Juan se va mañana, me va a coger depresión. No lloraré porque lo veré en Esade, que si no…
Otra: Marc y yo estamos gafados. En principio tenemos vuelos a Buenos Aires mañana por la noche, pero resulta que un volcán chileno ha entrado en erupción después de algo así como doscientos años, y ha cubierto el cielo argentino con una nube de ceniza. Me pilló la nube del volcán de Islandia el año pasado cuando tenía que volar a Londres y me quedé en tierra. Los volcanes me adoran. A ver si esta vez mi avión sí despega - y aterriza-. Lo peor sería poder ir per no poder volver, porque tanto Marc como yo TENEMOS que estar en São Paulo el lunes. Él tiene un examen y yo tengo que entregar un trabajo. Sie pre podemos volver en bus, pero... es que son 22 horas... 
Además, estoy hecha una foquita (uso diminutivo porque suena más cuco, pero la realidad es otra). Hace poco me pesé y me he engordado 6 fantásticos quilos en 4 meses. Ole tu arte, Isabel. Ole tu arte. Lo peor es que los dos primeros me adelgacé bastante, así que lo malo ha sido los dos últimos. Horror.
También he estado pensando en todos esos viajes que me gustaría haber hecho pero que no hice y no voy a poder hacer antes de volver. Léase Chile, Colombia o Pantanal, en el interior de Brasil. Pero tampoco me preocupa en exceso, porque América del Sur es un continente que visitar. Y los vuelos son tan increíblemente caros que, o bien tienes mucho tiempo y te mueves en bus, o ahorras mucho, mucho. Mi caso no es ninguno de los dos, así que me vuelvo a casa, ahorraré en el futuro y volveré para recorrerlo por carretera. Tengo intención de dar la vuelta al mundo con mi hermana Cris cuando cumpla 18. Es algo que hacen la mayoría de pre-universitarios del mundo y que por desgracia no es común en España. Por el bien de mi salud mental, yo debería haberlo hecho antes de entrar en ESADE. Pero no lo hice y ando sufriendo las consecuencias. No quiero que a ella se le escape la oportunidad también. Veremos si se cumple mi sueño. 3 años y descontando.

Basta de melancolía, que las penas con rumba son menos penas, morena.
                                                                                

¹La exposición que hemos visto se llama 6 mil millones de otros y es una auténtica pasada. Más información aquí.