Después de casi 18 días entre francófonos, PUTAIN FÉ CHIER! es prácticamente lo único que sé decir en el idioma de Astérix. Eso y FERMEZ VOS PUTAINS DE GUEULES, BAND D’ENCULÉ (en mayúsculas porque uno debe chillar), que para el que, como yo, no domina el francés, significa cerrad la puta boca, capullos. Son dos locuciones muy útiles cuando una viaja rodeada de hombres. Para el que esté desinformado, estos últimos días he estado de viaje con 2 franceses y un talibán, digo…tunecino. Volamos a Salvador de Bahía y allí alquilamos un coche (un Chevrolet celta, que es como el Opel corsa) para ir hasta Natal y volver. En 16 días. Parando en pueblecitos a dormir, comer y tomar el sol.
Antes de continuar contándoos lo preciosísimas que son las playas del litoral brasileño, lo mal que huele en general y alguna que otra anécdota, dejadme que gruña un poco. Brasil está under construction. Aproximadamente el 50% del tiempo que hemos pasado en el coche (que ha sido mucho tiempo) ha sido intentando encontrar carreteras fantasma. Las carreteras del GPS o de los mapas ya no existen más. Han eliminado las antiguas y están haciendo otras nuevas, que, por razones que no alcanzo a entender, a pesar de ser nuevas están más agujereadas que una raqueta de tenis. Nada tiene sentido en este país, pero es encantador que sea así. El desorden y la falta de lógica me encantan. También tengo que decir que en algunos casos, Brasil me ha decepcionado. Menos bonito de lo esperado, pero no por eso menos divertida la experiencia.
A lo que voy, anécdotas. Solo os escribo 3 o 4 que me canso. El viaje da para un libro.
Pooor ejemplo…casi chocamos con una vaca negra en plena noche. Las vacas no suelen llevar chaleco reflectante, así que nos dimos un buen susto y del frenazo se nos movieron un poco los cerebros. Más… nos paró un policía corrupto. ¿Qué como sé que era corrupto? Pues porque lo sobornamos. Se estuvo un buen rato buscando alguna excusa para multarnos hasta que vio que el conductor iba en chanclas, así que nos dijo que 300 fantásticos Reales a pagar en el banco. Y luego añadió: “Mais… o senhor pode encontrar outras soluçoes”, que en el idioma de la corrupción dignifica “quiero dinero a toca teja”, así que Flo metió 50 R$ em su pasaporte, se lo dio al poli, éste los cogió y nos fuimos tan contentos. Que más, que maaas… ¡ah si! Encallamos el coche en la arena y casi se nos lo lleva el océano. A ver, lo que pasó es que íbamos de Pipa a Pirangi do Norte, donde está O maior Cajuero do mundo (un cajuero es un árbol que da cajú, y Pirangi es horroroso, pero nosotros eso no lo sabíamos aún) y teníamos que coger la BR-101, que es una carretera bastante importante, pero como de costumbre, acabamos en un lugar que no era la BR-101, sino un pueblucho al lado de un río que había que cruzar en balsa. Cruzar en balsa significaba conducir 5 km por la playa con nuestro Corsa hasta llegar a la civilización, es decir, el asfalto. No las teníamos todas -cuánta razón-, pero un lugareño nos convenció…y montamos el auto en el bote. No habían pasado ni 30 segundos desde que habíamos sacado el coche que nos quedamos encallados. En realidad fue por mi culpa, porque quería sacar una foto de un niñito en un barquito y pedí que bajaran la marcha. Aunque también fue culpa del conductor, que llevaba una marcha demasiado larga y los neumáticos con mucha presión. Está claro que si uno no sabe conducir por la playa, no sabe y ya. Mejor evitarlo por lo que pueda pasar. Al grano, que nos quedamos encallados y la marea estaba subiendo y yo me puse a reír y a tirar fotos mientras mis hombres sudaban y apartaban la arena de las ruedas y pisaban fuerte el acelerador y lo hundían aún más. A nuestro rescate vinieron el lugareño gordito que nos había metido en la boca del lobo y otro brasileño que si digo que era gilipollas me quedo corta. Total, que entre los 5 sacaron el coche de allí después de mucho sudar y de muchos nervios (las olas tocaban las 4 ruedas) y entonces el gordinflón se ofreció a conducir nuestro coche hasta la carretera a cambio de 100R$ (redondo le salió el negocio). Y eso, hicimos un recorrido que normalmente se hace en buggy con nuestro Corsa, muy mono. Y llenamos el coche de arena.
Me estoy alargando, otro día os cuento más. Ai, y me ha faltado decir que los 3 hombres me han cuidado como a una princesa y yo a ellos como a mis príncipes.
Sonrisas pa quien las vea y que el fin del mundo os pille bailando. Fotos en facebook.
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