domingo, 23 de enero de 2011

Poco a poco se anda todo

Estoy matriculada. Entre asignaturas en inglés sobre economía brasileña o Márquetin para low income consumers voy a cursar también una de operaciones en portugués (operaciones no tiene nada que ver con abrir gente en canal, es uno de los departamentos de la empresa). Y no tengo ni idea de portugués aún, así que habrá que ver qué tal lo paso las primeras semanas. Pero oye, ya que estoy, aprovecho para aprender el idioma…y forzarme a estudiar en portugués es la mejor manera. Evidentemente voy a hacer un curso de portugués, pero no es lo mismo aprenderlo rodeada de guiris que rodeada de nativos, está claro.
Es fantástico porque tengo pocas horas de clase a la semana, aunque dispersas… y los viernes no tengo clase, así que mi fin de semana es largo. Creo que voy a usar las horas muertas para ir a clases de samba. Ya os contaré cómo avanzo.

Mañana voy a la embajada a solicitar el visado. Sí, sólo queda una semana para irme, pero mejor tarde que nunca, ¿no? Y es que con todo el papeleo que me han hecho hacer, era materialmente imposible que pudiera ir antes. Señores, soy la ciudadana más atendida de la oficina de atención al ciudadano de Sarrià-Sant Gervasi, sin duda. El señor que atiende para darte el número (no, no hay una máquina que haga eso) ya se sabe mi nombre. La última vez me recibió con un “¿Qué quieres ahora, Isabel?” y puso los ojos en blanco. Pero no es culpa mía, de verdad. Es culpa del ministerio de justicia. En la web del ministerio dice bien clarito que el certificado de antecedentes penales y el de últimas voluntades se recogen en atención al ciudadano. Pues es una mentira. Cuando llegué allí, el señor que ya se sabe mi nombre me dio un papel con la dirección del lugar al que tenía que ir, y no se dignó a darme instrucciones. Y yo intenté buscarlo en google maps con el móvil pero como hay que ir hasta el fin del mundo, pues evidentemente no conocía las calles de la zona, así que no sabía a dónde tenía que ir. Al final descubrí como llegar, pero fue toda una aventura. Después de encontrar el lugar, rellenar el impreso de solicitud, ir al banco, chuparme una cola de literalmente 45 minutos  para pagar 3,52 euros de mierda y otro buen rato de espera hasta que tocó mi número… entonces va y una señora bastante desagradable me da un papel que dice “En el día de la fecha, consultada la base de datos del Registro central de Penados, no constan antecedentes penales relativos a doña Isabel Raventós Martí”. ¡Oh, qué sorpresa! Venga hombre, si lo llego a saber lo escribo yo en mi casa. Y encima, me apuesto un ovario a que ni siquiera consultó tal base de datos. Segurísimo que no.
Además...me pregunto para qué quiere el consulado ese documento...¿Es que si tuviera antecedentes no me dejarían entrar? Aunque tratándose de Brasil...quizás es precisamente lo contrario.
Y en atención al ciudadano de Barcelona no te dan el certificado de empadronamiento si no eres barcelonés, así que mañana me despertaré a las 6, a las 7 cogeré un tren a Lérida, iré a atención al ciudadano leridano, pediré el certificado de empadronamiento, volveré a Barcelona a las 10 e iré al consulado brasileño. Ya os contaré qué tal la experiencia.

Llevo toda la semana de despedidas emotivas, pero eso se merece una entrada, así que otro día escribo al respecto. Y parece que Alejondra va a venir a verme a Brasil, pero también mejor lo escribo en otro momento.

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