domingo, 30 de enero de 2011

Despedidas

Esta última semana ha sido una auténtica agonía en cuanto a despedidas se refiere. Un auténtico agobio. No es que no me hiciera ilusión despedirme de todo el mundo, es que tenía sensación como que me iba a morir y la gente quería verme por si fueran mis últimas horas de vida. No me muero, solo me voy a Brasil, que total, tampoco está tan, tan lejos. Al fin y al cabo son 12 horas de vuelo. Ir a París en coche casi lleva más tiempo.
Las  despedidas empezaron el viernes 21 y acabaron ayer. En realidad ha sido como una sola, pero muy, muy larga. Empezaron en Ninfas y acabaron en Ninfas, cerrando el círculo.  Me voy por un tiempo indeterminado entre 5 meses y un año. Indeterminado, porque juegan varios factores. A saber: 1.- hacer o no cooperación internacional en Latino-América. De ser que sí, entonces volvería en septiembre, es decir, a los 8 meses, casi un embarazo. 2.- Encontrar o no prácticas en el extranjero. Cuando digo extranjero me refiero a fuera de Europa, porque de ser allí, procuraría pasar por casa, más que nada para cambiar la ropa de verano por la de invierno. Mi intención es encontrarlas en EE.UU, si puede ser, en una productora de cine o de teatro, o al menos algo relacionado con la cultura…una editorial, un museo… pero aún no me he puesto a ello, todo se andará. Y puestos a exigir, que sean en Nueva York, que me tiene robado el corazón a pesar del calor, las ratas y la peste a basura.
Pues eso, que si encuentro prácticas fuera no pasaré por Barcelona hasta enero 2012…lo que significa que estaré fuera 1 año entero. Y con mi madre o con cualquiera de vosotros puedo hablar por skype o escribiros un mail, pero hay dos cosas que voy a echar de menos de verdad: el jamón y el cola-cao. Por supuesto que me voy a llevar jamón envasado al vacío…pero será cuando se acabe que lo echaré de menos, evidentemente. Que quede claro que no es que os quiera menos que al jamón. Es que el jamón cuesta más de encontrar.
Es gracioso, porque en España no suelo tomarlo, pero cuando salgo del  país aunque sean 10 días, me mmmmmmuero por comer jamón – que por cierto, es una palabra con mucho genio, probablemente mi favorita del vocabulario español, junto a jaleo. Con el Cola-cao pasa lo mismo, solo que no suena bien. De hecho, cuando no estoy en España, tengo que tomar la leche blanca –o simplemente no la tomo- porque no me gustan los polvos de cacao que no son Cola-cao. Los de Nutrexpa podrían pagarme por la publicidad que les estoy haciendo.  Pero volvamos a lo que estábamos, las despedidas. Que se me están haciendo largas. Y que tengo ganas de plantarme ya en Brasil y encontrar piso y… ah! Por cierto, que ya tengo visado, aunque me costó dos mañanas perdidas en el consulado y muchas horas sentada en salas de espera. No acabo de entender cuál es el problema que tiene el gobierno de Brasil con que vayamos a estudiar a su país.
Al tema: Es muy probable que cuando yo vuelva, mis amigos estén de intercambio y luego todos habremos acabado la carrera y cada cual se irá donde le ofrezcan trabajo, así que quizás con alguno no nos volvemos a ver. En una de estas despedidas, que aunque agónicas en su conjunto, individualmente han sido de lo más divertidas, les dije a mis amigas que las amistades vienen y van y que precisamente por eso no iba a echarlas de menos, y lo decía en serio. Pero que no las eche de menos no significa en absoluto que no me las quiera muchísimo. Es solo que la vida da mil vueltas, y que si no están ellas habrá otras personas. Y recordaré con cariño y quizás hasta nostalgia las situaciones por las que pasamos juntas, pero no las echaré de menos. Es mejor pasar por esta vida ligero de equipaje. No era para que se sintieran mal, era una manera de decir que uno tiene que estar contento con lo que hay, y que echar de menos es un incordio, así que no vale nada la pena.


Ya basta. Otro día, más.

lunes, 24 de enero de 2011

AAAAAARG!

Mi tren de regreso a Barcelona se ha averiado y he llegado con 3 horas de retraso, lo que significa que no he podido ir al consulado, ya que cierran a las 13.00h. No podré ir hasta el miércoles, porque los martes no tramitan solicitudes de visado.

domingo, 23 de enero de 2011

Poco a poco se anda todo

Estoy matriculada. Entre asignaturas en inglés sobre economía brasileña o Márquetin para low income consumers voy a cursar también una de operaciones en portugués (operaciones no tiene nada que ver con abrir gente en canal, es uno de los departamentos de la empresa). Y no tengo ni idea de portugués aún, así que habrá que ver qué tal lo paso las primeras semanas. Pero oye, ya que estoy, aprovecho para aprender el idioma…y forzarme a estudiar en portugués es la mejor manera. Evidentemente voy a hacer un curso de portugués, pero no es lo mismo aprenderlo rodeada de guiris que rodeada de nativos, está claro.
Es fantástico porque tengo pocas horas de clase a la semana, aunque dispersas… y los viernes no tengo clase, así que mi fin de semana es largo. Creo que voy a usar las horas muertas para ir a clases de samba. Ya os contaré cómo avanzo.

Mañana voy a la embajada a solicitar el visado. Sí, sólo queda una semana para irme, pero mejor tarde que nunca, ¿no? Y es que con todo el papeleo que me han hecho hacer, era materialmente imposible que pudiera ir antes. Señores, soy la ciudadana más atendida de la oficina de atención al ciudadano de Sarrià-Sant Gervasi, sin duda. El señor que atiende para darte el número (no, no hay una máquina que haga eso) ya se sabe mi nombre. La última vez me recibió con un “¿Qué quieres ahora, Isabel?” y puso los ojos en blanco. Pero no es culpa mía, de verdad. Es culpa del ministerio de justicia. En la web del ministerio dice bien clarito que el certificado de antecedentes penales y el de últimas voluntades se recogen en atención al ciudadano. Pues es una mentira. Cuando llegué allí, el señor que ya se sabe mi nombre me dio un papel con la dirección del lugar al que tenía que ir, y no se dignó a darme instrucciones. Y yo intenté buscarlo en google maps con el móvil pero como hay que ir hasta el fin del mundo, pues evidentemente no conocía las calles de la zona, así que no sabía a dónde tenía que ir. Al final descubrí como llegar, pero fue toda una aventura. Después de encontrar el lugar, rellenar el impreso de solicitud, ir al banco, chuparme una cola de literalmente 45 minutos  para pagar 3,52 euros de mierda y otro buen rato de espera hasta que tocó mi número… entonces va y una señora bastante desagradable me da un papel que dice “En el día de la fecha, consultada la base de datos del Registro central de Penados, no constan antecedentes penales relativos a doña Isabel Raventós Martí”. ¡Oh, qué sorpresa! Venga hombre, si lo llego a saber lo escribo yo en mi casa. Y encima, me apuesto un ovario a que ni siquiera consultó tal base de datos. Segurísimo que no.
Además...me pregunto para qué quiere el consulado ese documento...¿Es que si tuviera antecedentes no me dejarían entrar? Aunque tratándose de Brasil...quizás es precisamente lo contrario.
Y en atención al ciudadano de Barcelona no te dan el certificado de empadronamiento si no eres barcelonés, así que mañana me despertaré a las 6, a las 7 cogeré un tren a Lérida, iré a atención al ciudadano leridano, pediré el certificado de empadronamiento, volveré a Barcelona a las 10 e iré al consulado brasileño. Ya os contaré qué tal la experiencia.

Llevo toda la semana de despedidas emotivas, pero eso se merece una entrada, así que otro día escribo al respecto. Y parece que Alejondra va a venir a verme a Brasil, pero también mejor lo escribo en otro momento.

lunes, 17 de enero de 2011

Frustración pre-intercambio: Buscar piso y el certificado de antecedentes penales

Faltan exactamente 2 semanas para irme a Brasil y no tengo visado, no tengo donde vivir cuando llegue y no he decidido de qué me voy a matricular, lo que significa que no me he matriculado aún. Definitivamente, soy la reina de la postponement.
Vamos al grano:

1.-Piso: resulta que existe en facebook un grupo de estudiantes de intercambio de la Getulio (mi uni brasileña se llama Fundação Getulio Vargas). Total, que el otro día una franco-india escribió que ella y su compañero buscan piso y gente para compartirlo, y yo le comenté que Juan –mi compañero- y yo estaríamos encantados de buscar piso con ellos. A los pocos segundos se nos sumaron dos alemanes, y a las horas…una checa y un polaco. Total, que ahora parece que voy a vivir con Juan y otros 6 desconocidos y andamos buscando piso para 8. Creo que es de las cosas más complicadas que he hecho en mi vida. Buscar piso a distancia y para tanta gente es misión imposible. En realidad creo que deberíamos dividirnos en dos pisos de 4, pero… Veremos cómo avanza el asunto.

2.-El certificado de antecedentes penales: No hay manera, oye. Dicho certificado no se puede conseguir por internet. Al parecer, en la administración pública todavía van por la vida en borrico. La cuestión es que hay que presentarse en una oficina de atención al ciudadano y pedirlo, pero previamente hay que rellenar un formulario. Este formulario se puede conseguir de dos maneras: yendo a atención ciudadana a pedirlo (pero entonces tienes que irte, rellenarlo, pagar unas tasas y volver con el formulario y el justificante del pago) o bajártelo de internet. Yo, como no quiero tener que ir dos veces a pelear con funcionarios, pues decidí hacer lo segundo. Craso error. Primero resulta que el formato del formulario no es compatible con MAC (ya os digo que en la administración andan en burro…), así que no pude imprimirlo en Barcelona, y ahora que estoy en casa de papá y mamá, y dispongo de un PC y una impresora, resulta que a la web del ministerio de justicia le da por estar en construcción. Tengo la cara muy roja de rabia.
Y luego está el tema del pago. Te hacen pagar 3,52 euros. Oiga no. No me tome el pelo. Cóbreselo de mis impuestos pero no me haga perder el tiempo haciendo transferencias de 3,52 euros. Y encima si por cualquier casual te equivocas y les transfieres 3,53 o…pongamos 100… ¡no te devuelven el dinero! Tremendo. Pero eso no es lo peor… Lo peor es que si quieres hacer el pago por internet, necesitas previamente un certificado digital. Pero lo gracioso es que para obtener un certificado digital puedes:
1.- Solicitarlo con el DNI digital introduciendo el documento en el lector de tarjetas (¿quién narices tiene un lector de tarjetas del tamaño del DNI?).
2.- Presentarte en el registro civil y solicitarlo
¿Es una broma? ¿Me están diciendo que pida un certificado digital presentándome de carne y hueso en el registro? ¿Me pueden poner más trabas? Pídame que me persone allí montada en unicornio, porfavorselopido.
Me gustaría saber qué mente retorcida diseña todos estos protocolos de solicitud, porque también lo echaría al río con los bolsillos llenos de plomo. Ya lo dijo Irving…”Las mentes obtusas son generalmente preferidas para cargos públicos”. Y yo… pues eso, lo ratifico.

En una semana mis documentos estarán en regla. DIXIT.


Suficiente. Otro día, más.

viernes, 14 de enero de 2011

Clase de geografía

Como dije en una de las entradas anteriores, Sao Paulo no tiene playa y en invierno hace frío. Dejé caer que tenía clima Sub-tropical, lo que nos lleva a pensar que está por debajo del ecuador, porque si fuera por encima no tendría clima sub-tropical, y al contrario de lo que nos dicta la lógica, ni siquiera supra-tropical, sino templado. Así que descubramos dónde narices queda esta ciudad. Sao Paulo está a 444 km de Río, a 8787 km de Barcelona, 7685 km de Nueva York, 8188km de Toronto, 10585km de Estambul, 15981km de Singapur, 13377km de Sydney, a 1696 km de Buenos Aires, a 250€ de Santiago de Chile y a 145€ de Montevideo. En el mapamundi de mi hermana, los 444km entre Río y Sao Paulo son unos 2 dedos y a Montevideo hay 5 bien juntitos, calculad los dedos que hay entre mi ciudad de acogida y las demás.
Queda más bien al sur del país y aunque repito que no tiene playa, está relativamente cerca de la costa. Dado que ahora es verano allí, voy a ponerme morenita mientras la mayoría de vosotros se pudre en el invierno europeo. Qué ilusión. Dentro mapa:  

Ver Lugares que tengo intención de visitar en un mapa más grande

Y lo que viene no es geografía pero es curioso. El gentilicio de Sao Paulo es paulista, que no saopaulero o saopaulés o algo así.


Ya basta. Mañana, más.

miércoles, 12 de enero de 2011

Sobre la carne roja y la odisea de renovar el pasaporte sin romperse una sola uña

Empecemos por lo de la carne:
Al parecer, a los brasileños en general les encanta la carne, sobretodo la roja. Y eso es un problema para mí, porque no me gusta la carne, especialmente la roja. No es que sea vegetariana, de hecho me río bastante de la gente que lo es. Los animales son para comerlos, es biología, cadenas tróficas y eso. Sencillamente prefiero el pescado. Esto no es ninguna metáfora sobre mi sexualidad. Es simplemente que me pirran el salmón, la lubina o el lenguado mientras la ternera, el cerdo o el cordero no despiertan en mí la misma satisfacción. Esto ha quedado más sexual de lo que pretendía. Voy a poner fotos de carne y pescado para ilustrarlo mejor y disipar cualquier pensamiento demasiado agudo. Ahí va:
Pescado
carne
Lo que decía, que en Brasil comen cantidades ingentes de carne. Entre Brasil, Argentina y EE.UU consumen el 45% de la producción de carne mundial, y entre los tres no llegan al 8% de la población. CA FORT. Tengo pesadillas pensando que todo lo que cocinan en Brasil es carne: croquetas de solomillo, tortilla de costillas de cerdo, quiche lorraine de carne picada, pastel de frambuesas y filete, helado de bacon… y evidentemente me despierto con ganas de devolver. Me he dado cuenta que en general uso muchos porcentajes. Es culpa de Esade, yo no era así. Pero los porcentajes molan, que lo sepáis.

Me está entrando la sensación de que parece que no me emociona ir a Brasil. Nada más lejos de la realidad. Me mmmmmmuero de ganas (con muchas emes, que así suena a que me apetece más) de ir. Y ahora no sé si he caído en un dequeísmo. Desde que dejé el colegio no sé escribir, ¡qué sulfuro! Y ando buscando en google si es correcto o no lo que he escrito, pero… o estoy espesa o Dios está espeso, porque no lo encuentro. Y ya estoy dejando el tema Brasil otra vez, como si me importara una mierda ir o no. Sí quiero, aunque coman carne. Bien, como creo que ya ha quedado bastante claro que sí tengo mmmmmmmmmuchas ganas de Brasil (con muchas emes, que así suena a que me apetece más), no lo voy a repetir y me voy a dedicar a contar otras cosas.
Cosas como lo que me pasó ayer renovando mi pasaporte. Desde que salí de casa hasta que volví a entrar pasaron 5 lindas horas que perdí entre funcionarios. Pido disculpas anticipadas a cualquier persona que sea o tenga amigos, familiares o conocidos que sean funcionarios de los que renuevan pasaportes, porque estoy a punto de dejarlos muy mal. Creo que estoy gafada, porque me pasó lo mismo la última vez que tuve que renovar mi documentación hace 5 años. Si pudiera atar a todos los incompetentes de esa oficina con una cuerda, poner plomo en sus bolsillos y tirarlos al mar, lo haría sin pestañear. No es verdad, pero relaja pensarlo. Espero que no lo lea ningún agente de policía, podrían encarcelarme por amenaza, ahora que está prohibido hasta respirar. Aurora, si estás leyendo esto, piensa en lo prohibidas que están las hogueras de San Juan o la barra libre ;). Pues eso, que uno no puede amenazar ni de mentira.

Por cierto, ahora que estoy haciendo referencia a personas físicas y os estáis sintiendo un poco violentos porque os habéis dado cuenta de que soy consciente de que leéis lo que escribo, como cuando los actores miran directamente a la cámara en una peli, os voy a decir que hacer comentarios en mis post no es perjudicial para la salud, de verdad. Si lo hacéis me siento reconfortada, acompañada es el término. Sé que sois unos pocos los que lo leéis (450 en 4 días, para ser exactos...que no está nada mal), así que anda, no seáis tímidos que las teclas no muerden. Palabrita del niño Jesús. Qué cursi me ha quedado.

Ala, cierro paréntesis y vuelvo al tema de los funcionarios ineptos…la cuestión es que yo creía que con esto de los pasaportes electrónicos, el asunto hacer colas y esperar horas para que lo tengan estaba solucionado. Pues es una mentira. Lo que necesitan son cerebros electrónicos para los empleados. Y afeitarles el bigote hitleriano, que da mal rollo. ¡Chatín, que solo tienes que escanear mi foto y darle al print! Pues ni con esas. Me han entrado ganas de colarme detrás del mostrador y hacerlo yo misma. Y encima va el tío y hace una pausa para fumarse un puro en la calle mientras se imprime mi pasaporte. Ya no un cigarrillo, ¡un puro! Por una vez le agradezco a Dios esta mala leche con la que me ha bendecido: le he soltado un soplido al señor, porque si no me hubiera tenido allí hasta la hora de cenar, y al parecer no sólo lo he despeinado, sino que ha dado resultado. Que digo yo… ¿por qué no ponen máquinas de autoservicio? Si existe el autocheck-in en los aeropuertos, no veo por qué motivo no pueden poner un autorenuévateeldniyelpasaporte en  las oficinas de la policía. Ya me estoy poniendo a resoplar como los caballos solo pensarlo. Gracias al cielo que sólo hay que hacerlo cada 5 años.  Pero las cosas se complican cuando necesitas un certificado de antecedentes penales para poder sacarte el visado a Brasil, porque el señor desconoce que la tierra es redonda y que hay vida más allá de Galicia y encima me pregunta que por qué motivo quieren los brasileños mi certificado de antecedentes penales, que tengo cara de niña buena. ¡Pues que sabrá usted de mí! ¡Quizás resulta que soy una asesina en serie o una traficante de droga que quiere mudarse a Brasil! ¡Haga el favor de extenderme el certificado de los huevos y cállese, hombre! Pues no me lo extendió, porque a pesar de haberme hecho un interrogatorio de tercer grado al respecto, va y entonces me suelta que tengo que ir a pedirlo a Atención Ciudadana.
Me ha quedado muy quiero-ser-un-monólogo-de-Buenafuente. Pero es que así es como pasó. Me he limitado a retratar la realidad. A toro pasado resulta bastante cómico. No hace ninguna gracia encontrarse en la situación.

Ya basta. Otro día, más.

martes, 11 de enero de 2011

Documentarse es importante II: La samba y el carnaval

 El origen de la samba es africano y se hizo famosa por el carnaval de Río. Al contrario de lo que todos creíamos (entre los que como veis, me incluyo), no es UN baile, son muchos. Hay 100 modalidades de samba, nenes. Y todos proceden de los bailes rituales bantús aderezados con influencias europeas, especialmente a partir de la abolición de la esclavitud en Brasil. Eso fue como en 1888, que por cierto, es un número muy bonito.
A pesar del origen cristiano del carnaval, éste es celebrado como una fiesta más bien profana. Y tan profana. Cientos de miles de personas dándole a la bebida y sudando –literalmente- lujuria. Seguro que a Dios le encanta el pitote, me apuesto un ovario. Imaginaos poder ver el asunto desde las alturas. Si Dios es hombre, seguro que lo pasa de lujo, con tanta mujer y tan poca ropa. Tengo que reconocer que tanta pluma me da un poquitín de vergüenza ajena, y me dan ganas de estornudar, espero que estén esterilizadas.
En Sao Paulo y en Río es donde se montan los mayores saraos (aunque por lo visto el más divertido es el de Bahía), las escuelas de samba y las bandas toman la ciudad. Todas estas cosas no las digo por inspiración divina (¿por qué no puedo dejar de mencionar a Dios?), sino que le he estado preguntando a mi amado Mr.Google y me acaba de contar que esta gente (los de las escuelas de samba y las bandas) se pasan el año entero ensayando para el carnaval. Y no cobran, pagan. No voy a hacer comentarios previsibles al respecto, que juzgue cada cual.
Este año el carnaval se celebra entre el 5 y el 8 de Marzo, lo que me viene al pelo, porque justo el 5 llego de un viaje por el norte de Brasil.
Hoy cortito. Os iba a poner un video del carnaval, pero todos son una horterada, así que os dejo una foto para que se os pongan los dientes largos igualmente:


Ahora que releo lo que acabo de escribir me da la sensación de que cualquiera que me lea y no me conozca lo suficiente va a pensar que vivo la vida con desgana. Que quede claro que no es así. Es que tengo gripe, pero sobreviviré.

Ya basta. Otro día más.

lunes, 10 de enero de 2011

El subidón de tener billete

Ayer a eso de las 00.15 compré mi billete de ida –sin vuelta (qué aventurero suena esto de comprar billetes sin vuelta) a Sao Paulo. Me voy el 31 de enero a las 18.50h y llego a Sao Paulo 15 horas después. Increíble. No entiendo por qué motivo he estado procrastinando este momento, con lo emocionante que ha sido. Al darle al botón confirmar compra se me pusieron los pelos de punta.  Luego subí a mi habitación y me puse a saltar y luego a temblar, literalmente. No sé muy bien si de emoción o de terror, tengo que averiguarlo. Lo que pensé inmediatamente después de la emoción fueron las maletas. Qué pesadilla. Me da un palo tremendo decidir qué llevarme y qué no…lo voy a pasar fatal. Quisiera llevarme toda mi colección de botas a Brasil, pero por desgracia no es ni posible ni práctico. Y también voy a tener que dejar atrás varios quilos de ropa que desearía poder llevar conmigo.

Me reconforta ver que hay gente  tan tonta como yo. No lo veáis entero o os entrarán arcadas.

Y este es un guarro que solo se lleva 2 pantalones para un mes y no lleva neceser. Pero es un experto del tetris.

Si me fuera a vivir a Zimbabue la cosa sería más fácil: 10 camisetas blancas, 4 bermudas, ropa interior y andando. Ojalá Esade tuviera intercambio en Harare, que para el que no sepa dónde cae…es capital de… pregúntaselo a mi prometido. Las cosas serían más sencillas. Las cosas no, las maletas. No tendría que decidir si meter o no el secador de pelo, porque me apuesto un ovario a que donde fuere que nos enviaran no tendrían enchufes. Imaginaos la vida en África. Levantarse por las mañanas con el rugido de un león. Eso es subidón y no lo del billete. Luego están todos los evidentes males colaterales de la vida en el piso de abajo: dónde llevar al colegio a tus niños, se va la luz a menudo, 3 de cada 4 duchas te las das con agua fría y marrón, las carnicerías están llenas de moscas, puedes contraer enfermedades que todavía no han sido descubiertas, tienes que sobornar al gobierno hasta para que te dejen importar chicles, es más probable que te devore un cocodrilo o te embista un elefante que tener un accidente de coche y todas esas otras cosas que todos conocemos y que no voy a nombrar por no sonar frívola, que no lo soy. Pero oír rugir un león por la mañana o ser testigo de la migración de  los ñus mientras te tomas tranquilamente un té con leche y azúcar a las 5 o’clock es suficiente para contrarrestar todo lo anterior. Eso contando que vives en la sabana, y no en la ciudad. Pero el caso es que en África me late el corazón a otro ritmo. Me están entrando ganas de mandarlo todo a tomar viento, hacer un curso de enfermería y mudarme a Zambia. Quizás lo haga mañana. Ya estoy desviándome del tema otra vez. Volvamos a mi billete de ida a Sao Paulo. Me gusta que sea el 31 de enero, porque hasta el momento respondía a todo aquél que me preguntaba sobre mi fecha de partida con un vago “Me voy a final de mes” para evitar tener que decir que aún no tenía billete y ahorrarme todos los comentarios idiotas y repetitivos que la gente hacía al respecto. Y así ha sido, me voy a final de mes. La he clavado. Más a final de mes imposible. Zasca.
Me voy 14 días antes de empezar el curso para poder encontrar piso y familiarizarme con la ciudad, que eso me lleva un tiempo. Me gusta pasearme sola por la ciudad unos pocos días. Este verano, en Nueva York, la primera semana no me relacioné con nadie más que con mi compañera de habitación, y procuraba evitarla al máximo. No soy ninguna friky, os juro que estar solo un tiempo es sano, igual que hablar de la muerte. Ayuda a organizar las ideas. Supongo que si encima escribes un diario debe ser la repanocha, pero no es mi caso. De cualquier modo, fue genial estar sola unos días. Cada tarde iba a leer al parque.  Central Park es el más famoso, pero no os dejéis engañar, Washington square es mucho mejor, por no hablar de los de downtown, que están llenos de drogadictos. Era todo un ritual. En mi bolso llevaba un trozo de tela de cuadros, el libro, agua y una manzana…muy peliculero. De camino sonaba Sinatra en mi ipod y tenía que hacer esfuerzos para no ponerme a bailar en la calle, por miedo a que me encerraran en una institución mental, que los americanos son muy de eso. Cuando llegaba al parque, extendía mi tela y me comía mi manzana mientras tarareaba My way, me reclinaba en el árbol y observaba el personal antes de ponerme a leer. Observar a la gente es una actividad que debería ser considerada deporte de alto riesgo. Nunca sabes lo que te puede pasar. Tan pronto se te acerca un perro con ganas de jugar, como un crío te da en toda la cara con su frisbee mientras estabas distraída mirando a la viejecita que lava los dientes de su perro en la fuente, como un homeless te amenaza de muerte empuñando una zanahoria. Y a veces la gente se enfada cuando nota que está siendo observada. Lo cierto es que es incómodo que te observen, pero observar es de lo más interesante. Habréis notado que durante la primera semana de mi estancia en Nueva York creí que era un personaje de Woody Allen. A ver qué director toca en Sao Paulo.
De nuevo al tema: Brasil y mi billete.  Resulta que le he dicho a mejor amiga, que viene siendo algo así como mi 5ª extremidad, que me he comprado billete y en cambio de sonreír va y se pone moñas. No Zupan, no. No es un buen momento, que me vas a hacer llorar.

Hasta aquí. Otro día más.

domingo, 9 de enero de 2011

Documentarse es importante: Sao Paulo y otros asuntos

Sao Paulo es la metrópolis más grande de América del Sur y el principal centro financiero del país. Según mi prometido, Mr.Google-que-todo-lo-sabe, la ciudad tiene unos 18 millones de habitantes. Algo así como 9 veces Barcelona; se me desencaja la mandíbula solo pensarlo. De verdad espero que toda esta gente esté bien repartida por el territorio. Odio las multitudes, me sacan de quicio. Parece que siempre andas a contracorriente y es entonces cuando empiezo a resoplar y me entran sudores fríos. Quizás es porque crecí en el campo entre maíz, gallinas y pavos reales (sé que os da envidia porque fue una infancia de película y sí, en mi jardín había –hay- pavos reales). Al tema: Se ve que el transporte público no es su fuerte, que el metro es pequeño comparado con la ciudad y a pesar de todo es el mejor del continente. Lo usan 3,3 millones de personas diariamente. Pero seamos sinceros, allí abajo no tienen economías especialmente boyantes (aunque en Brasil apuntan maneras) que puedan permitirse modernísimos sistemas de transporte público a la europea. Bah, en realidad el metro de Barcelona es más bien una mierda, así que no me voy a quejar más del de Sao Paulo, fundamentalmente porque todavía no lo he visto.  
No sé donde leí o escuché que hay unos 25 asesinatos diarios en la ciudad. ¡Fiesta! Lo cierto es que poder ser asesinada de un tirotazo en la sien añade emoción al asunto. De algo hay que morir oye, y mejor ahora que no tengo hijos que mantener, ni marido que me eche de menos, ni hipoteca que pagar... ni obligaciones serias que cumplir así en general. No, no me quiero morir en Sao Paulo -de hecho, es posible aunque no probable- pero si ocurriera… enterradme en San Miguel (el lugar donde crecí), sin ataúd si puede ser. Y si no puede ser, pues le decís a la administración que se lo metan por el culo y me enterráis sin ataúd igualmente. Mi cadáver habrá viajado desde Brasil hasta España y tendrá que aguantar vuestra lucha contra la burocracia, así que cuando llegue el momento de hacer algo con mi cuerpo ya estaré a medio podrir y seguro que a quien sea que se dedique a meter los cuerpos en los ataúdes le dará asco hacer lo mismo con el mío, lo cual será fantástico, porque tendréis una excusa para enterrarme sin él. Ups, que tono tan macabro está tomando esto. No quiero que nadie que haya perdido a alguien cercano últimamente lo tome como una burla, es sencillamente lo que quiero que hagan con mis despojos en caso de que me pase algo en la otra mitad de la tierra. Además, hablar abiertamente de la muerte es sano. Caga hasta el rey. Nos vamos a morir todos, quiero decir.
Sigamos con Sao Paulo. Curiosidades: Fue fundada como misión jesuítica. Posee la mayor flota de helicópteros del mundo después de Nueva York. También es la tercera ciudad con más rascacielos, después de Hong Kong y Nueva York (¿Os habéis fijado? Los pobres siempre van después de Nueva York, me pregunto si eso habrá influido de algún modo en la personalidad de sus gentes). Tienen caimanes albinos en el acuario. Se producen 17.000 taquitos de sushi por hora. Es donde se encuentran las mayores colonias japonesa, italiana, española y portuguesa fuera de los países a los que corresponden dichos gentilicios. Tienen el mayor templo budista de América latina. La mayor biblioteca cuenta con 150mil libros, toda una fuente de sabiduría –me va a venir al pelo para aprender el idioma. El 60% de los millonarios brasileños viven en Sao Paulo (a ver si consigo casarme con uno). Sólo el 0,5% de la población es amerindia, es toda una ciudad colona, porque el 70% son blancos. Señores, Sao Paulo NO tiene playa, una auténtica desgracia. Pero lo mejor es que Sao Paulo MOLA, y mucho.
Tiene muchos teatros y una orquestra sinfónica fantástica. Me muero de ganas de ir a ver lo que sea al teatro municipal. Yo diría que se parece ligeramente al teatro real de Madrid. Aquí os dejo una foto, mirad qué preciosidad:


Y ahora, datos desconsoladores: A pesar de que se conocen más las Favelas de Río (probablemente por la película Cidade de deus), en Sao Paulo hay más de 2 millones de personas vivendo en favelas, frente al casi millón y medio de Río de Janeiro. En el término municipal de Sao Paulo hay unas 615. Supongo que ya lo sabréis, pero por si a alguno se le escapa... las favelas son aglomeraciones de viviendas informales y precarias que nacen entorno a las ciudades grandes de Brasil. Es lo que nosotros conocemos como barriadas, los anglosajones denominan Slums, el resto de América las llama Pueblo Joven o Villa Miseria (no puedo evitar que este último me resulte divertido) y los indios se refieren a ellas como Bustees. Por lo visto el documental Favela Rising  las retrata bastante bien. No lo he visto, así que esto no es una recomendación.
Vamos a cosas menos funestas: al contrario de lo que muchos creéis, allí no hace calor todo el año. Sao Paulo tiene un clima SUB-tropical, que no tropical chicos. La temperatura media anual es de 19ºC y en julio no van en bikini porque es invierno. No es invierno de abrigo de piel de oso polar y manoplas de plumas de pingüino imperial, pero sí de chaquetita de lana, ¿nos entendemos? En 1918 nevó, ¿Quién sabe si podría repetirse?
Otra cosa graciosa: resulta que los brasileños andan debatiendo si la felicidad es un derecho constitucional. Se plantean estas cosas porque según no-se-qué publicación son una de las naciones más felices del mundo, así que supongo que quieren institucionalizar su genuina singularidad. Nosotros no lo hacemos porque no lo somos -los más felices del mundo, digo. Sencillo.
El portugués: me resulta difícil decir que en Brasil hablan portugués y no brasileño. No es que no entienda el concepto, es que mi cerebro me engaña. Por la misma regla de tres, en Bolivia deberían hablar boliviano, en Panamá panameño y en Argentina argentino, sin embargo no me cuesta decir que ellos hablan español. ¿Será que estoy poseída por el espíritu de un colono de la península? Ah, y es increíblemente fácil de leer. Qué pena que no pase lo mismo con el habla. “Sur” es “sul” en portugués, por algún motivo me hace mucha gracia.
Aquí os dejo las coordenadas de Sao Paulo, por si alguien quiere enviar un misil o buscar la ciudad en Google Maps: 23°32′56″S 46°38′19″O.
Ya basta. Otro día más.

viernes, 7 de enero de 2011

Reconocimiento del terreno

Probando, probando. Un, dos, tres. ¿Hola? ¿Hola? Sí, Sí. ¡Ah! ¡Ah!
Bueno, primera entrada del coronel. Aventuras y desventuras de una rebelde en Brasil. ;)
And off I go...Sao Paulo here I come.




Olvidé mencionar que me voy a finales de mes pero aún no tengo billete, ni visado ni lugar donde vivir. Todo se andará, vísteme despacio que tengo prisa.