Al fin, después de un mes, estoy instalada. En realidad nos lo dieron el 28 de febrero, pero como estaba de viaje…eso. Por el momento no tenemos sofá ni conexión a internet y la nevera no funciona, pero tengo una cama enoooorme. Y ya se sabe…esto es Brasil y las cosas en palacio…van despacio. Ya he llamado al agente inmobiliario (un japonesillo de nombre Walter) pegándole un poco la bronca y ha prometido arreglarlo el lunes. Juan se ha ido a Chile, así que tengo el piso para mi solita. Lo que significa que tengo que convertirlo en un hogar yo solita también. Ayer fui a comprar básicos: arroz, pasta, salsa de tomate, bayetas, sábanas, jabones…y el supermercado está a 5 manzanas de mi casa. Cuando vas está en bajada pero cuando vuelves…ni en San Francisco están tan empinadas las calles. Así que verme era todo un show, una almohada y una bolsa llena de fruta en una mano, otras 3 en la otra, y los jabones en el bolso. Cuando llegué a casa mis manos estaban azules, y no estoy exagerando. Creo que me voy a comprar un carrito para ir a hacer la compra. En realidad tengo un súper en la misma manzana, pero es 3 veces más caro.
Mención aparte merece el tamaño de los productos: es todo enano. El bote de jabón familiar es más pequeño que el que compraría campanilla para su prole. En España el bote de jabón familiar es familiar de verdad, litro y medio de gel. Aquí son 300 ml. En tres días te lo has ventilado y vuelta al supermercado, un suplicio. Cuánto saben estos de Gran Consumo de cómo exprimir los bolsillos de la gente de a pie... Sao Paulo es carisísimo. Si bien es cierto que ahora el real está fuerte (hoy lo cambiaban a 2’15), comparado con el norte de Brasil, es caro también. El mismo bote de producto para el pelo cuesta el doble en Sao Paulo que en Fortaleza, :O.
Pero a lo que iba, que estoy instalada. Es un piso chiquitín de tres plantas, la distribución es más bien rara, pero mola. En la primera están la cocina y el salón…y un baño. En la segunda mi habitación con baño y en la última la de Juan, con baño también. Y una terraza donde cuelgo mi ropa a secar cuando no llueve. Todo unido por una escalera de caracol. Tenemos unas vistas muy bonitas sobre el parque de Triannon, que se ve que está lleno de yonquis por la noche.
Las vistas desde mi balcón. Parque do Triannon
Lo que más me gusta son mis ventanas en el baño. Tengo dos ventanitas a la altura de los ojos desde donde veo el parque y edificios altos a lo lejos mientras me ducho. En mi habitación tengo un ventanal inmenso y por el momento no hay cortinas, pero creo que tengo a Walter trabajando en eso. Quizás lleguen cuando tenga que volver a Barcelona… sería gracioso. Mientras tanto creo que compraré tela negra y velcro.Empecé a sentir que este lugar era mi hogar cuando puse la fruta en el frutero, los fruteros hacer hogar, sin duda. Piña, mango, papaya… el mío es un hogar tropical. Pero la fruta está en la cocina, y no la veo cuando me voy a dormir. Lo cierto es que mi habitación está un poco desangelada, quizás pinte un cuadro o algo así para cubrir un poco las paredes. Los cuadros también hacen hogar. Y las fotos. Tengo que poner fotos.
Y me encanta empezar las frases con conjunciones.
Creo que es suficiente por hoy. Otro día, más.
Hola Guapa! Sóc la Laura Estadella i l'Ares Mir em va comentar que tenies blog, així que vaig buscar-te! jejejeje
ResponderEliminarEt seguiré! Si vols em pots seguir pel meu blog!
Mua guapa!