martes, 27 de septiembre de 2011

Isabel 1, Muerte 0.

He bautizado a mi coche. Se llama Jimmy Stark, como el protagonista de “Rebelde sin causa”. Llamándolo así intento redimir un poco mi sentimiento de culpabilidad, y es que llevo dos días gloriosos al volante.
Ayer me perdí. Me perdí e hice que un trayecto que debería haber durado escasos 20 minutos durara casi dos horas. La buena de Lesley, pobre, estaba un poco atacada pensando que me habría pasado algo. El caso es que, como cada mañana, ella vino a buscarme para guiarme hasta la oficina (que desde ayer está en Canterbury) y la perdí de vista en la segunda rotonda…y evidentemente, por la ley de Murphy, cogí la salida equivocada…y resulta que en las motorways inglesas prácticamente no hay carteles que te recuerdan hacia dónde estás yendo (aunque sí hay flechas que te indican por qué lado debes ir, ironías de la vida)…y por lo visto tampoco saben lo que son los cambios de sentido, ni a distinto ni al mismo nivel. O quizás no lo sé yo. O quizás es una diferencia cultural. Total, que conduje millas y millas hasta llegar a una rotonda (roundabout en inglés, una palabra que suena de lo más graciosa cuando es pronunciada por estos peculiares isleños. A mí me hace pensar en mantequilla). Al grano: que llegué a una rotonda y dí la vuelta y logré encontrar el camino hasta Canterbury, donde paré para llamar a mi guía, Lesley. ¡Pero ah, sorpresa! Había salido de casa sin móvil. ¡Olé tu arte, Isabel! Olé. Gracias al cielo, Lesley tuvo confianza en que sabría dar la vuelta y me esperó a la salida de la rotonda en la que me perdí, y al verme pasar dirección Canterbury, me siguió. Así que bien, al final llegamos felices y contentas al despacho. Isabel 1, Muerte 0.
PEOR ha sido lo de esta mañana. No me he perdido, pero he rallado MUCHO un coche mientras aparcaba en el trabajo. MUCHO. Tanto como que además, le he roto una luz delantera. Tremendo. Y encima ha sido aparcando en batería, que suena a que debería ser más fácil. Pues bien, cuando uno tiene el volante en el lado equivocado, eso de que aparcar en batería es fácil se convierte en una MENTIRA. Yo no tengo visión espacial, y si me ponen la mitad del coche a la izquierda, el problema se eleva a la enésima potencia. Así que he dejado el otro coche monísimo. Eso sí, Jimmy Stark no tiene ni una rallita. Fenomenal. 

domingo, 25 de septiembre de 2011

Mi casita


Como dije en el post anterior, vivo en Sittingbourne. Por el momento durante toda la semana, pero a partir de octubre, solo de martes a jueves.  Es una casita unifamiliar típicamente inglesa: dos pisos, 4 habitaciones, moqueta y backyard. Muy English. Solo verla le entran a uno ganas de tomar un té con leche y galletitas. No entiendo qué tienen los europeos del norte con la moqueta, es una marranada. Además de un horror.
Vivo sola, y de mis compañeros de trabajo, solo Lesley, una señora de unos 50 años, vive en el mismo pueblo que yo. Pero solo son 3 días a la semana y yo soy muy independiente: Me gusta mucho estar sola y tranquila, tener tiempo para pasear, leer y ver películas, no tener que rendir cuentas a nadie sobre mis idas y venidas. Además, estoy en proceso de apuntarme a yoga y clases de portugués, pero antes debo solucionar mis problemas de pareja con el coche. Lo que sí me falta es un perro. A un perro no hay que darle explicaciones. Tengo tiempo para sacarlo a pasear los días que esté allí y jardín para que no se sienta demasiado encerrado el resto de la semana.  Quería traerme a Nuca, la labrador que está en casa de mis padres en San Miguel, pero mi madre no quiere compartirla conmigo. Así que estaba planteándome muy seriamente adoptar un perrito de perrera… ¡hasta que ví que casi me sale más barato comprarme uno en una tienda convencional! Otra opción es hacer de “familia” de acogida (sería mono parental en este caso)  mientras viva aquí, pero dado que solo estoy 3 días a la semana…habrá que ver si me dejan. Tengo visto un mastín gigantísimo al que han llamado Oscar y al que no cambiaría el nombre de adoptarlo, porque Oscar es un nombre genial para un perro. Quizás lo apellidaría Wilde. Que los animales de compañía tengan dos nombres me parece muy gracioso. Imaginadlo: “Oscar Wilde, seu”. Suena muy cuco. Debéis saber que los perros solo hablan catalán. Simón Bolívar también es divertido. “Simón Bolívar, dona’m la pota”. Está claro que solo los perros grandotes pueden llevar nombres así.
Otra cosa que me reconcome son las flores. Si fuera a quedarme aquí plantaría flores en el jardín, pero como solo voy a estar entre 3 y 4 meses, no vale la pena. Además, me dijeron que por lo visto este año va a nevar extremadamente pronto, así que si las plantara, se me morirían en un abrir y cerrar de ojos. Pero no puedo evitarlo, tengo una especie de necesidad urgente y primaria de plantar flores, como si mi vida dependiera de ello…y no es fácil mantenerla a ralla. Creo que si analizáramos el sentimiento en cuestión  se podría concluir que tiene algo que ver con la naturaleza maternal de las mujeres, como cuando en la prehistoria las mujeres recolectaban bayas y cuidaban de los niños mientras los hombres salían a cazar. Del mismo modo, yo necesito plantar flores para hacer más agradable mi hogar para unos hijos que no tengo –y que no tengo intención de tener en el corto plazo-  y alimentarlos con los frutos que esas plantas no van a dar.
Y finalmente, el tema decoración –de algún modo ligado con lo de las flores: Repito que solo voy a estar unos pocos meses, y la casa ya tiene el mobiliario y utensilios básicos. Lo que sí he comprado son sábanas y un par de tazas que, por si teníais alguna duda, son de los mas cursis y 5 o’clock tea time. Quiero decir que son de florecitas rosas. Y en ellas bebo leche con el Cola-cao que me ha traído mi padre este fin de semana, porque la vida sin Cola-cao es menos vida.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Primeros días

Esto llega un poco tarde, y por lo tanto hay bastante que contar.  Então…. Primero os sitúo:
Estoy trabajando en el Reino Unido, en una distribuidora de productos de caducidad temprana.  Tres días a la semana trabajo en el condado de Kent, y dos en London.  Digo que trabajo en el condado de Kent y no soy más explícita porque en este momento mi oficina está en el Puerto de Sheerness, pero nos mudamos el lunes a Canterbury. Therefore, vivo en un pueblecito llamado Sittingbourne (que está igual de lejos –o de cerca- de un lugar que del otro) tres días a la semana, y en la capital otros 4. Y lo más importante y osado: tengo coche.  
Es una pena que nos vayamos de aquí, porque el “dock” es precioso. A ver…precioso si lo miras desde una perspectiva  industrial, me refiero. La cuestión es que hay enooooooormes barcos que vienen a  descargar todo tipo de mercancías, y enoooooormes grúas que retiran los contenedores y centenares de personas que conducen carretillas elevadoras, aquello que en los almacenes llaman “toros” porque tienen como dos cuernos que levantan  los palés (os he puesto un link a Wikipedia por si no sabéis lo que son) y apilan las cajas. El Olimpo de la planificación,  logística y el supply chain management. Estoy enamorada.  
Bueno va, empiezo. Llegué al Reino Unido el viernes pasado, acompañada de mamá. Evidentemente, no nos vinimos a Kent. Nos quedamos en Londres e hicimos eso que se espera de dos europeas que van a Londres: ir de compras. También visitamos el parlamento porque a ella le cogió un ataque de culpabilidad y una necesidad imperiosa de sentir que estaba hacienda algo más que comprar (qué terrible sentimiento), pero ni una cosa ni la otra tienen mayor importancia.
El lunes vinimos a Sittingbourne para  deshacer maletas, hacer la compra… pero sobretodo, para conducir. ¡Hay que ver! No hace ni 10 días que me he sacado el carné de conducir y no se me ocurre otra cosa que irme al único país de Europa donde conducen por el otro lado. No sería un problema si no necesitara el coche…pero es que sí lo necesito.
Es evidente que el hecho de conducir por la izquierda es en sí mismo un hándicap, pero no es, ni de lejos, lo peor. Lo peor es, sin duda alguna, tener la otra mitad del coche a la izquierda. A conducir por ese lado te acostumbras rapidinho: las rotondas las cojo por el lado que toca sin mayor dificultad, no me he puesto contra dirección en ningún momento y lo cierto es que la señalización es impecable. Hay que agradecer la consideración de los ingleses hacia los continentales: cada pocos metros hay flechecitas que te recuerdan cuál es el lado de la vía por el que debes circular. Tener el cambio de marchas al otro lado tampoco es demasiado problemático.
Lo que decía, que aun no he interiorizado que el volumen del coche esta a mi izquierda, y no a mi derecha. Total, que aparcar es una autentica pesadilla… y voy comiéndome retrovisores y bordillos por doquier. Calcular las distancias ya era complicado para mí en circunstancias normales, y ahora que el retrovisor interior mira hacia el otro lado lo es todavía mas.  Pero aún no le he hecho ni una sola ralla a mi Citroen Xsara Picasso granate. Si, un coche muy de familia.
Leslie, una señora que trabaja en mi empresa, viene a recogerme todas las mañanas y me guía hasta la oficina (ella en su coche, yo en el mío) y me cuida como si fuera mi madre. Se ocupa de que todo en mi casa funcione bien, que no me falte nada, que tenga móvil, me enseñó el puerto… una monada de mujer. El primer día llovía (que raaaaroooo – aunque a título informativo os diré que estamos teniendo una semana bloody sunny) y yo no sabía como poner los limpiaparabrisas y el embrague se me enganchaba con la alfombrilla y…fueron los peores 10 minutos de mi vida, pero sigo viva. Y ayer conduje yo sola de verdad (sin nadie de copiloto y ningún coche delante que me hiciera de lazarillo) hasta el supermercado y volví de noche. Y supe poner las luces –que no sabía- y sobreviví.  Pasé un poquito de miedo, pero sobreviví.

Otro día os cuento qué tal en la oficina, que no tiene desperdicio.  Y habrá también un post sobre mi casita.

Bon vent!

martes, 6 de septiembre de 2011

Me voy a UK

Me voy a Canterbury en breve. Estaré hasta finales de enero. Espero poder contaros historias divertidas sobre mis días allí. Voy a tener coche y acabo de sacarme el carné, así que apuesto a que más de una  será sobre como casi me muero al incorporarme en una rotonda en sentido contrario.
Canterbury queda a  50 minutos de Londres, y Londres queda a menos de 40€ de España, así que estáis invitados a hacerme una visita.
Espero volver hecha una brit. Le daré a la Queen recuerdos de vuestra parte.