Río huele a podrido así de manera general, menos las playas, que huelen a crema solar y pescadito frito. Lo escribo al principio porque así se os olvida en cuanto sigáis leyendo. A mí casi se me ha olvidado ahora que ya estoy de vuelta en SP. Casi. Lo cierto es que es una ciudad genial a pesar del hedor. Hay que estar en Río al menos una vez en la vida, así que ya sabéis.
El viernes por la noche salimos con los ingleses. Empezamos bebiendo cervezas en un pedrusco que separa Copacabana de Ipanema (oh meu Deus, qué bien suena esto…voy a repetirlo: Copacabana e Ipanema, Copacabana e Ipanema...) y luego fuimos a Lapa, cuna de la bohemia carioca. Fiesta de verdad. Lapa…Lapa es como si España entera estuviera de fiesta mayor. Sólo que hablan portugués y de vez en cuando pasan unos mozuelos de metro y medio cargando bandejas llenas de chupitos de tequila. No los probé, no vaya a ser que sean de lejía y no de tequila.
En Lapa se encuentran las escaleras de Selarón. Selarón es un chileno que un día decidió decorar con mosaico los 215 peldaños de las escaleras que suben hasta el convento de Santa Teresa. De vez en cuando se le ve retocando, limpiando o cambiando los azulejos, y dice que terminará la escalera el último día de su vida. Las visitamos de nuevo el sábado, después de pasar por el mítico Cristo Corcovado…que es inmenso. Todo el mundo sabe que es enorme, pero me lo esperaba menos enorme de lo que es. Patidifusa. Dentro fotos:
Por la noche James fue a casa de los inglix mientras yo estudiaba porque soy una pringada y he tenido examen hoy. Al día siguiente el pobre tenía una resaca importante. Casualidades de la vida me encontré a mi mejor gringo-amigo (un francés de nombre Raphaël, como el 80% de los hombres en este lugar) paseando en Ipanema con sus papás. Muy dulce. En realidad me envió un mensaje diciendo que estaría por allí dando una vuelta, pero…sabéis lo grande que es esa playa?!
No hemos estado en Rocinha, ni en la catedral ni en tantos muchos otros sitios...el tiempo apremiaba, y además...Volveré.
No hemos estado en Rocinha, ni en la catedral ni en tantos muchos otros sitios...el tiempo apremiaba, y además...Volveré.
Suficiente por hoy, otro día os cuento más.