lunes, 11 de abril de 2011

Río de Janeiro, my friend!

Río huele a podrido así de manera general, menos las playas, que huelen a crema solar y pescadito frito. Lo escribo al principio porque así se os olvida en cuanto sigáis leyendo. A mí casi se me ha olvidado ahora que ya estoy de vuelta en SP. Casi. Lo cierto es que es una ciudad genial a pesar del hedor. Hay que estar en Río al menos una vez en la vida, así que ya sabéis.
El viernes por la noche salimos con los ingleses. Empezamos bebiendo cervezas en un pedrusco que separa Copacabana de Ipanema (oh meu Deus, qué bien suena esto…voy a repetirlo: Copacabana e Ipanema, Copacabana e Ipanema...) y luego fuimos a Lapa, cuna de la bohemia carioca. Fiesta de verdad. Lapa…Lapa es como si España entera estuviera de fiesta mayor. Sólo que hablan portugués y de vez en cuando pasan unos mozuelos de metro y medio cargando bandejas llenas de chupitos de tequila. No los probé, no vaya a ser que sean de lejía y no de tequila.
En Lapa se encuentran las escaleras de Selarón. Selarón es un chileno que un día decidió decorar con mosaico  los 215 peldaños de las escaleras que suben hasta el convento de Santa Teresa. De vez en cuando se le ve retocando, limpiando o cambiando los azulejos, y dice que terminará la escalera el último día de su vida. Las visitamos de nuevo el sábado, después de pasar por el mítico Cristo Corcovado…que es inmenso. Todo el mundo sabe que es enorme, pero me lo esperaba menos enorme de lo que es. Patidifusa. Dentro fotos:
Ciee-foto de Jaime con el Cristo
Jaime y yo en las escaleras de Selarón. Ca macu
Por la noche James fue a casa de los inglix mientras yo estudiaba porque soy una pringada y he tenido examen hoy. Al día siguiente el pobre tenía una resaca importante. Casualidades de la vida me encontré a mi mejor gringo-amigo (un francés de nombre Raphaël, como el 80% de los hombres en este lugar) paseando en Ipanema con sus papás. Muy dulce. En realidad me envió un mensaje diciendo que estaría por allí dando una vuelta, pero…sabéis lo grande que es esa playa?!
No hemos estado en Rocinha, ni en la catedral ni en tantos muchos otros sitios...el tiempo apremiaba, y además...Volveré.

Suficiente por hoy, otro día os cuento más.

viernes, 8 de abril de 2011

Ilha grande y aventura hasta Rio

Jaime llegó el martes muy prontito por la mañana. Juan se lo llevó a ver Ibirapuera y la zona de Oscar Freire (la calle más cara de SP) mientras yo hacía otras cosas y esa noche tuvimos a los franceses con los que me voy de roadtrip a cenar. Les hice crema de calabaza, ensalada y roastbeef con cebolla caramelizada y puré de manzana, y los 5 me pidieron matrimonio al acabar de comer, para que os hagáis una idea de lo riquísimo que estaba todo.
Pero a lo que voy, que el miércoles por la noche, Jaime y yo (Juan ha tenido que quedarse porque tenía una presentación el jueves y hoy llegaban sus padres) cogimos un bus –comodísimo, por cierto- a Angra dos Reis y luego un ferri para llegar a Ilha Grande, que es algo así como la isla de perdidos o la de Jurasic Park. En el ferri nos abordó un hombre hippioso rastafari diciéndonos que él vivía en una casa grandota en medio de la jungla, y que si queríamos, podíamos alquilar una de las habitaciones. Desayuno incluído (menciono el desayuno porque ha sido muy casero y rebuenísimo. Pedidme que os prepare vitamina de aguacate cuando me veáis).  Había hablado también con un grupo de 6 ingleses la mar de simpáticos y nada, los 9 colina arriba entre la maleza, con maletas y mochilas a la espalda. En chanclas.
Resultó que la casa, a pesar de estar donde da la vuelta el viento, era la mar de encantadora (ver foto above). De madera, sencilla, en plan albergue, pero muy guay. Teníamos una vista preciosa sobre la bahía, y estábamos rodeados de selva, fruta y animalillos. Ese día, la idea era llegar andandito a Lopes Medes (andandito es un decir, eso fue hitch-hike en toda regla), una playa de arena fina y olas…pero nos perdimos por el camino y acabamos teniendo que coger un barco-taxi que nos dejó cerquita, pero no aún allí…así que un poquito más de pateo. Pero fue fanástico, porque vimos monitos y una mariposa de esas azules tan bonitas.
Morpho Didius
Queríamos llegar prontito a casa para cocinar en la barbacoa, pero no tuvimos suerte. Después de comprar los víveres en el pueblo se nos hizo de noche, así que tuvimos que subir hasta casa del rasta a oscuras. Os podéis imaginar el panorama: 8 guiris, 25 minutos a pie, cargando comida –y sobretodo cerveza- por un camino angosto, estrecho, lleno de raíces y embarrado. Nadie se mató de milagro y fue muy, muy gracioso.
Pero la aventura ha tenido lugar hoy. Para empezar, resulta que el catamarán que teníamos que coger para volver a tierra firme se ha roto, así que hemos tenido que buscar otras opciones. Hemos acabado en un barquiño dirección Conceição (la idea era volver a Angra). Una vez allí, la intención era montarnos en el bus que viene de Angra y va a Rio, pero el autobusero ha pasado de nosotros. Segunda putada del día. Pero nada, sonrisa en la boca nos hemos subido en un autobús de línea muy, muy auténtico y nada europeo hasta Itaguaí, que ha resultado ser un pueblucho muy sudamericano, donde hacía un calor tremendo. Allí hemos cogido otro autobús de línea hasta la central de autobuses de Río y allí otro hasta Copacabana, donde estamos ahorita. Precio total del viaje Ilha Grande – Río: R$28,50. Si nada hubiera pasado nos hubiera costado R$70, una experiencia y dos horas menos.
Esta noche nos vamos de fiesta a Lapa con los ingleses.

Cuando regrese a SP os cuento qué me ha parecido esto.

viernes, 1 de abril de 2011

Ayer fue mi cumpleaños


A las 00.05 del 31 de Marzo (ayer), sonó el timbre de mi casa. Me desperté de un bote pensando que sería Juan que había salido y no tenía llaves, pero cuál fue mi sorpresa al encontrarme a los fantásticos Marco y Geevitha con un ramo de lirios amarillos que habían robado en el parque de abajo (entenderéis que encontrarme a Juan sudado volviendo del gimnasio no hubiera sido tan encantador). Cuesta describir la ilusión que me hizo, y más me costó expresarla en ese momento, puesto que mi cerebro procesaba con cierta lentitud...seguía dormida. El resto del día continuó con la normalidad de cualquier otro cumpleaños. Además de tener que lidiar con las felicitaciones –las cuales agradezco, aunque no me acaban de gustar (es que soy rebeldísima)- uno tiene que aguantar que le pregunten eso de “¿Cómo te sientes en el día de tu cumpleaños?”, no una, ni dos, ni tres veces… cientos de ellas. ¡¿Pues como me voy a sentir, @&%)$=”$#¬%(“@?! Igual que ayer, igual que mañana. Yo no hago esa pregunta, y vosotros tampoco deberíais hacerla. Al menos no a mí.

Pero vaya, la parte graciosa del día fue mi fiesta sorpresa/no-sorpresa. El caso es que somos 3 exchange los que cumplimos años en la misma fecha: un polaco de nombre Bartek, un nicaragüense (Sebastián) y yo. Total, que uno de los polacos decidió organizar una fiesta sorpresa para Bartek, y como no sabía que era mi cumpleaños, me invitó al evento en facebook también. A Sebas no porque no son amiguetes en la red. Cuestión, que encima llegué antes de lo que esperaban y todas esas cosas…pero casi mejor, porque no lo he celebrado como dios manda desde los 15, y casi que prefiero que siga siendo así. Sea como fuere, bebí mucha caipirinha a mi propia salud y a la de todos mis amigos y me lo pasé rebien.
Oh, se me olvidó mencionar que estuve 15 minutos encerrada en el ascensor de mi edificio. Suerte que llevaba el ordenador encima. Soy una profesional del solitario.
Y otra cosa aún: Me voy de road trip el 15 de abril. Recorrido: Salvador-Recife-Natal-Fortaleza-São Luis. No, no es el mismo viaje que hice con mis padres, la única cuidad que coincide es Fortaleza.
Y el lunes llega Jaime desde Canadá para pasar 10 días con nosotros. Nos lo llevamos a Río e Ilha Grande. Moríos de la envidia.

La nueva Isabel, sin duda mucho más madura desde que ha cumplido los 22, os manda un cálido saludo.

Venga majetes, que os vaya bonita la vida. Otro día os cuento más.